La instauración del Día Mundial de la Bicicleta busca fomentar el uso de este medio de transporte a nivel mundial, dado que es altamente sostenible, inocua para el medio ambiente (no genera ningún tipo de emisiones contaminantes) y se adapta a cualquier tipo de actividad: ocio, deportes, paseo, trabajo, etc.
Desde 2018, el 3 de junio es el Día Mundial de la Bicicleta, una fecha que fue establecida por la asamblea de la ONU a iniciativa de varios deportistas y con el apoyo de todas las naciones del mundo. Esta es la festividad oficial, por oposición a la extraoficial que se celebra desde hace más de 30 años.
El Día Mundial de la bicicleta 2021 no oficial surgió en un pueblito de EEUU y a medida que pasó el tiempo y con la ayuda de Internet, se popularizó y afianzó mundialmente. Pero como su motivación no se considera “políticamente correcta”, la ONU creyó conveniente oficializar dicha celebración, aunque no está muy claro porqué se eligió justamente este día.
Todos los días en bicicleta
Hablamos de un medio de transporte económico, confiable, simple, ecológico, limpio y siempre en constante evolución. En muchas ciudades y pueblos de todo el mundo es el medio empleado por millones de personas para acudir al trabajo, a estudiar, al médico y un largo etc. algo que ayuda a combatir y luchar eficazmente contra el cambio climático.
Entre el usuario y la bicicleta se establece una sinergia muy importante, que fomenta la concienciación por el entorno local, la creatividad y el compromiso social, al tiempo que se convierten en un ejemplo a seguir y en una forma de vida sostenible y sumamente amigable con el medioambiente, sin ningún impacto en el clima.
La idea principal del Día Mundial de la Bicicleta es el fomento de su empleo, pero también se busca que los gobiernos locales, regionales y el nacional sean conscientes, de lo mucho que hay que mejorar, antes de que se dispare la popularidad de este medio de transporte y que el primer paso es integrarlo en las políticas y planes de desarrollo.
Es necesario promover una movilidad sostenible que incluya a las bicicletas eléctricas y a las convencionales, ayudando a los usuarios a adquirirlas, reestructurando y actualizando las infraestructuras y la señalización actual y planificando futuros espacios de circulación más seguros y prácticos.
Y lo más importante será conseguir que peatones, conductores y ciclistas se comporten de manera educada, respetuosa y civilizada, para que el uso de la bicicleta sea motivo de placer y colaboración y no de crispación y discordia.