domingo, noviembre 24, 2024

Ecología

Día Mundial de las Abejas 2021

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Un insecto muy antiguo

Las abejas son insectos himenópteros (por sus alas membranosas), del clado de las Anthophilas (que aman a las flores). Los científicos especulan que sus antepasados serían insectívoros, pero emplearían el polen que recubría a sus presas para alimentar a sus crías; al evolucionar se dedicaron a su recolección, además de perder su capacidad reproductiva (excepto la reina) y el ovipositor con que desovaban se convirtió en un aguijón para defenderse.

Los paleoentomólogos, antes del Período Cretácico (entre 145,5 y 65,5 millones de años atrás) ya había abejas en el planeta, por lo que se las considera entre los insectos más antiguos de la Tierra y excepto en la Antártida, hay ejemplares en todas partes. Existe una gran cantidad de especies de abejas, incluso se cree que hay muchas que aun no han sido taxonomizadas.

Viven en sitios donde haya plantas con flores y son insectos sociales, que integran colonias instaladas en panales construidos por ellas mismas con cera. Se dedican a recolectar néctar y polen y se diferencian en tres clases de individuos: la reina, el zángano y la abeja obrera. La especie más popular es la apis mellifera, que se cría en cautividad ya que producen miel, propóleo, jalea real, etc.

¿Por qué hay un Día Mundial de las Abejas?

El Día Mundial de las Abejas fue establecido mediante una resolución de la Asamblea General de la ONU y se eligió esta fecha, porque un 20 de mayo de 1734 nació Anton Janš, un apicultor de origen esloveno, todo un pionero de la apicultura moderna y un acérrimo defensor de estos insectos y de su valor.

Esta celebración anual tiene como objetivo concienciar a las personas, acerca de la enorme importancia que tienen estos insectos, puesto que son los polinizadores naturales de más del 75% de los cultivos alimentarios y el 85% de las plantas del mundo dependen directa o indirectamente de las abejas.

¿Qué problemas padecen las abejas?

El mismo que la gran mayoría de la flora y fauna de la Tierra: que tienen los vecinos más irresponsables y egoístas del planeta, para quienes solo priman sus intereses, aun cuando las consecuencias de sus actos puedan destruir el hábitat común y matar a los demás habitantes, incluidos muchos de sus congéneres.

La aplicación desmesurada de insecticidas, pesticidas, aditivos y fertilizantes químicos, los cultivos transgénicos, la deforestación, los incendios, la contaminación de aguas, suelos y aire o el exceso de basura y desperdicios de todo tipo son algunas de las causas por las que las abejas se mueren a puñados cada día, sin tiempo a que sus poblaciones se repongan.

Y los especímenes que no mueren son muy débiles, por lo que las crías tienen malformaciones y no sobreviven y/o las colonias perecen por el ataque de otros depredadores más fuertes y grandes (como las avispas). Esta fragilidad también las hace propensas a contraer enfermedades o a ser parasitadas (como ocurre con los ácaros Varroa o con las infecciones por hongos).

Tan grande es su importancia, que el célebre físico alemán Albert Einstein señalaba que, si se extinguieran las abejas, cuatro años después lo haría la raza humana. Y es que, sin sus agentes polinizadores naturales, los alimentos de origen vegetal desaparecerían y también lo harían los demás animales que se alimentan de ellos y los que a su vez depredan a los herbívoros, por lo que en poco tiempo la Tierra se podría quedar prácticamente sin vida.

¿Qué podemos hacer por las abejas?

Hay una serie de medidas que se pueden tomar para ayudar a las abejas aportando nuestro granito de arena para que no desaparezcan:

  • Plantar y sembrar plantas variadas, flores locales y vegetales estacionales.
  • Comprar miel natural a los apicultores locales.
  • Ser consumidores responsables y adquirir productos que no dañen el medioambiente. Evitar el empleo de pesticidas, insecticidas y venenos sintéticos en nuestros huertos y jardines.
  • Comer productos de cultivo sostenible.
  • Promover el conocimiento de estos insectos entre nuestros conocidos, porque solo se protege lo que se conoce y entiende.
  • Elegir alimentos ecológicos.
  • Nunca matar a una abeja y si se la ve débil ofrecerle una gota de agua azucarada para que se reponga y vuelva a volar.