Como cada 7 de abril el Periódico Verde se suma al festejo del Día Mundial de la Salud recordando a los lectores porqué es tan importante llevar una vida saludable.
Un día muy saludable
Desde que la ONU comenzó a funcionar en 1945 se hablaba de lo importante que sería, contar con un organismo global dedicado a velar por la salud de todos los ciudadanos del planeta. El 7 de abril de 1948 nació la OMS (Organización Mundial de la Salud) y durante el transcurso de la 1º Asamblea Mundial de la Salud se decidió que dicha fecha sería ideal para conmemorar el Día Mundial de la Salud, eligiendo un tema cada año.
Los temas anuales se eligen con el objetivo de destacar un área de trabajo de la organización o una determinada problemática que para la OMS sean relevantes y significativas, con el fin de informar de su existencia y buscar soluciones. Para el 2021 la propuesta es: “construir un mundo más justo y saludable”.
Un mundo demasiado desigual
Partiendo de la premisa de que nadie elige donde nacer, el acceso a determinado tipo de servicios y de un sistema de salud organizado y eficaz es una cuestión casi de puro azar. Quien llegue al mundo en un país desarrollado tendrá muchas opciones de disfrutar de servicios de salud. Si lo hace en uno subdesarrollado las cosas serán completamente diferentes.
Hay lugares en los que, por no tener, carecen hasta de agua potable, por lo que deben recorrer enormes distancias y acarrear envases de todo tipo llenos del preciado líquido, del que cuidan que no se desperdicie ninguna gota. Para estas personas un sistema sanitario o una ducha son elementos de ciencia ficción.
Luego están las naciones en las que, si bien hay ciertos servicios, estos son deficientes y no llegan a cubrir las necesidades de todos sus habitantes. A ello se le suma la realidad de que un importante sector de su población percibe ingresos muy bajos, tienen pocas oportunidades de conseguir empleos de calidad, la desigualdad de género campa a sus anchas y el acceso a educación y vivienda es mínimo.
Generalmente viven hacinados en las afueras de ciudades populosas en las que, además de carecer de las mínimas condiciones de higiene, beben aguas contaminadas, respiran aire polucionado, tienen condiciones laborales y de salubridad muy básicas y se alimentan de lo que pueden.
Las consecuencias en el ámbito de la salud de este tipo de vida son: muertes prematuras por afecciones previsibles y evitables especialmente entre los niños y los ancianos, una pésima calidad de vida, el contagio de enfermedades por falta de vacunación y hacinamiento y un alto nivel de malnutrición y desnutrición.
En el Día Mundial de la Salud 2021, la OMS pide encarecidamente a los líderes gubernamentales de todas las naciones, que hagan algo para acabar con estas desigualdades. Solo un esfuerzo conjunto y global puede lograr que estas desigualdades desaparezcan paulatinamente. Para ello hace falta colaboración, voluntad de cambio y mucha educación.
¿Es posible llevar una vida saludable?
Para aquellos privilegiados que viven en sitios en los que existe un sistema de salud funcional y eficaz, aunque siempre mejorable como es el caso de España, tener una vida saludable suele ser una elección, ya que, implicará evitar los malos hábitos, el sedentarismo y llevar una dieta variada, completa y equilibrada.
La enorme mayoría de las enfermedades más comunes, muchas de las cuales pueden ser letales, como es el caso de la diabetes, los accidentes cerebrovasculares, los problemas cardíacos, la obesidad y hasta ciertos tipos de cánceres, están asociadas a una vida desordenada, una dieta incorrecta y a la falta de ejercicio.
La pandemia de COVID 19 ha puesto de manifiesto la necesidad de reforzar el sistema inmunitario de los individuos, mediante una alimentación variada, equilibrada y completa combinada con un estilo de vida más activo y en el que se prescinda de consumir sustancias perjudiciales, como alcohol, drogas, tabaco, etc.
Pero una vida saludable también tiene un componente de salud mental muy importante. Nunca se debe despreciar la necesidad que tienen las personas de un equilibrio emocional y es vital tener en cuenta que somos seres gregarios, que necesitamos del contacto con otras personas para alcanzar un estado de equilibrio y felicidad. Tener una vida sana y feliz repercute en todos los aspectos de la vida del individuo.
Quedarse en casa es una medida eficaz para evitar el contagio y contraer la COVID 19, pero también puede ser una carga para algunas personas. Durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020 la gente que se quedó en casa aumentó de peso, puesto que el exceso de tiempo libre, el estrés por el miedo al contagio o la ansiedad vinculada al encierro y la soledad, los llevó a comer de forma desmesurada.
Con estos antecedentes en mente, debemos tener muy claro que es posible llevar una vida saludable, pero que para ello es necesario ser consecuente y no descuidar ningún aspecto de nuestra existencia. No solo es importante alimentar el cuerpo, sino que también tenemos que ejercitarlo y fortalecer los lazos afectivos que nos dan estabilidad emocional.
Comer bien, moverse (como mínimo debemos andar 30 minutos diarios) y elegir conscientemente disfrutar de las pequeñas alegrías de cada día pueden hacer la diferencia y permitirnos alcanzar un grado importante de salud emocional, física y mental.
Por Sandra MG para “El Periódico Verde”