La variante «inglesa» de Covid-19 que se propaga más rápido da miedo y crea más agitación en un continente que ya lucha con una complicada gestión de la pandemia durante las fiestas de Navidad y ahora llevó prácticamente a toda Europa, incluida Italia, a decidir suspender los vuelos con Gran Bretaña.
Pero la mutación del virus circula ya en el Continente y por la noche Italia anunció haber dado con una persona que dio positivo a la nueva variante.
«El paciente, y su pareja, que regresó del Reino Unido en los últimos días con un vuelo aterrizado en el aeropuerto de Fiumicino, se encuentran en régimen de aislamiento y han seguido todos los procedimientos establecidos por el Ministerio de Salud», dijo el ministerio de Salud italiano en una nota.
La variante encontrada en las últimas semanas en Gran Bretaña también se ha detectado ya en Holanda, Dinamarca, Australia y posiblemente Sudáfrica.
«Está fuera de control», admitieron las autoridades de Londres, hasta el punto de duplicar los contagios en el Reino en apenas una semana.
La nueva cepa del Covid-19 es aterradora sobre todo porque es altamente contagiosa -hasta un 70% más en Londres y en el sureste de Inglaterra- lo suficiente como para obligar al gobierno británico a imponer un bloqueo en la capital.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho saber que está en «estrecho contacto» con los hombres del premier británico, Boris Johnson, y mientras tanto invitó a todos los gobiernos europeos que «refuercen sus procedimientos de control y prevención».
Aún no es seguro que la enfermedad sea más letal, de hecho hay quienes la excluyen, pero existe la posibilidad de que «afecte a los métodos de diagnóstico», advirtió el organismo de la ONU.
En cuanto a la vacuna, sin embargo, según la Universidad de Oxford (que está trabajando en el fármaco con AstraZeneca) la nueva variante «no preocupa».
Para evitar sorpresas desagradables, sin embargo, las cancillerías europeas decidieron ponerse a resguardo, aislando efectivamente a Gran Bretaña.
El endurecimiento, como ocurre a menudo en la UE, no tuvo lugar en ningún orden en particular. Comenzó Holanda, suspendiendo los vuelos con Londres hasta el 1 de enero. Luego fue el turno de Bélgica (trenes también) e Italia.
La ordenanza, anunciada por el canciller italiano, Luigi Di Maio, y firmada por el titular de Salud, Roberto Speranza, ya entró en vigencia, hasta el 6 de enero.
Y el último vuelo británico desde Londres aterrizó en el aeropuerto de Fiumicino por la tarde.
Una decisión tomada luego de un «enfrentamiento con los científicos», explicó Speranza. La detención de los vuelos también fue decidida por Alemania que, como presidente de la UE en ejercicio, tomó medidas para evaluar la situación con los socios.
Convocando una videoconferencia a la que asistieron Angela Merkel, el mandatario francés, Emmanuel Macron, la presidenta de la Comisión de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, y el titular del Consejo Europeo, Charles Michel, en un intento por encontrar una respuesta común a esta nueva emergencia.
La orientación general, según filtra el gobierno alemán, parece ser aquel de poner un alto a los vuelos con Londres por parte de los 27, incluso con una limitación de transbordadores y de las conexiones por carretera a través del túnel del Canal de la Mancha, mientras que solo el transporte de mercancías seguirá funcionando normalmente.
Francia e Irlanda ya han ido más allá, cortando todas las conexiones «durante al menos 48 horas».
La precaución es imprescindible, solo considerando que en Gran Bretaña ha habido un aumento de más del 50% de las infecciones en una semana. La variante parece «fuera de control», admitió el ministro de Salud, Matt Hancock, y advirtió que las restricciones «podrían durar meses, hasta que la vacuna se distribuya ampliamente».
El cierre hacia Gran Bretaña evoca, en la debida proporción, el dramático escenario de la primavera pasada, cuando el impulso creciente de la primera ola de la pandemia obligó a Europa a bloquear sus fronteras, tanto internas como externas.
Y podría ser aún peor, con una ruptura completa entre Londres y la UE en caso de que «No acuerdo» sobre las negociaciones comerciales post-Brexit.
Por si fuera poco, las muy severas restricciones a la movilidad se reintrodujeron en los últimos días en toda Europa, lo que anuló efectivamente la Navidad. (ANSA)