Algunas personas me preguntan cuál es la razón por la que abogadas y abogados no pueden desempeñarse como jurados, y la verdad es que esa prohibición resulta bastante discutible.
La Argentina ha adherido al modelo mayoritario que excluye a la abogacía del servicio de jurados con la idea de evitar que se reproduzcan las lógicas de esta profesión, contaminando a la ciudadanía lega.
Quienes sostienen esta tesitura afirman que abogadas y abogados pueden influenciar a los legos y que, si se abre esa puerta, es preferible continuar con la justicia profesional.
Sin embargo, otros dicen que esa posición es elitista y peyorativa, ya que parte de la idea que la ciudadanía lega carece de criterios propios y se dejará arrastrar por los letrados, lo que es bastante discutible.
El año pasado hicimos un simulacro en San José de Costa Rica e, inadvertidamente, se nos coló un abogado en el panel. Cuando me avisaron ya era tarde para cualquier cosa y lo dejamos.
Al finalizar el ejercicio pregunté a los jurados si en la deliberación habían sido influidos por el señor que les señalé (el abogado). Todos lo miraron y dijeron que no, que había sido uno más.
Todo es muy discutible. Si me preguntan a mí, prefiero tener a la abogacía lejos, pero por otras razones.