El gobierno provisorio de Bolivia designó este martes a un embajador en Estados Unidos tras once años de relaciones bilaterales puestas en la congeladora por el expresidente izquierdista Evo Morales, cuyo partido debe ahora ratificar el nombramiento en el Senado, donde tiene mayoría.
La cancillería boliviana tuiteó que la titular de esa cartera, Karen Longaric, «posesionó al nuevo Embajador Extraordinario con Representación Plenipotenciaria ante el Gobierno de Estados Unidos de América, Walter Oscar Serrate Cuellar», un veterano diplomático que representó a su país ante la ONU.
Morales, que gobernó por casi 14 años, expulsó en 2008 al entonces embajador estadounidense Philip Goldberg acusándole de apoyar a un movimiento de derechas que supuestamente pretendía escindir Bolivia. Washington expulsó en reciprocidad al representante de La Paz. Luego el exgobernante boliviano echó también del país a la agencia antidrogas DEA y el organismo de cooperación USAID.
La designación de Serrate debe ser aprobada ahora por el Senado, donde el partido de Morales, Movimiento Al Socialismo (MAS), tiene mayoría.
El excandidato presidencial Carlos Mesa, derrotado en las urnas por Morales en las fallidas elecciones de octubre y quien ahora respalda a la presidenta interina Jeanine Áñez, había postulado en su campaña la «reanudación plena» de los nexos diplomáticos con Washington.
Morales, quien renunció el 10 de noviembre en medio de denuncias de fraude electoral y se encuentra asilado en México, había privilegiado en cambio durante su gobierno relaciones con Irán, China, Rusia, Cuba y Venezuela.
Rápidamente reconocida por Washington como presidenta interina, la senadora derechista Áñez comenzó a rediseñar pronto la política exterior boliviana.
AFP / JORGE BERNALUn comerciante ambulante vende helados en la plaza Murillo en La Paz, el 26 de noviembre de 2019, a medida que Bolivia retoma la normalidad tras semanas de conflictos callejeros
Su primera decisión en esa materia fue reconocer al opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, siguiendo un paso dado por otra cincuentena de países, con Estados Unidos a la cabeza.
Además, el nuevo gobierno despidió a casi todos los embajadores que habían sido nombrados en el gobierno de Morales y sacó del país a los diplomáticos venezolanos que representaban al gobernante Nicolás Maduro.
– Cocaleros dan respiro –
La situación interna tiende a normalizarse tras un mes de crisis, e incluso el último reducto opositor al gobierno provisional en el Chapare (centro) decidió este martes dar un receso en el bloqueo de rutas en esta región cocalera que sin embargo sigue reconociendo a Morales como presidente.
«Se declara un cuarto intermedio a partir de hoy (…) hasta que el gobierno cumpla con los acuerdos y compromisos» pactados previamente con sectores movilizados, dijo Andrónico Rodríguez, vicepresidente de los sindicatos cocaleros del Chapare y considerado por muchos como sucesor de Morales.
En pos de reducir la conflictividad, el ministro de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, acordó con sindicatos campesinos y obreros dar garantías a las organizaciones sociales y conformar una comisión para liberar a detenidos durante los conflictos políticos.
Tras semanas de manifestaciones en las calles que siguieron a las cuestionadas elecciones del 20 de octubre y que dejaron 33 muertos, una comisión del Senado comenzó también a discutir este martes el reglamento para designar al tribunal electoral que guiará nuevos comicios -aún sin fecha-, en el marco de una ley de convocatoria de elecciones pactada el domingo entre el gobierno y la oposición para avanzar en la pacificación interna.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, saludó a través de un vocero «los avances positivos (…) hacia una solución pacífica y democrática de la crisis en Bolivia».
– Tres precandidatos –
Aunque el delegado presidencial al Tribunal Supremo Electoral, Salvador Romero, consideró «ajustado» el plazo fijado en la ley de 120 días para llamar a nuevos comicios, al menos tres precandidaturas comenzaron a perfilarse.
El expresidente Mesa y el coreano-boliviano Chi Hyung Chung (segundo y tercero respectivamente en las anuladas elecciones de octubre) anticiparon sus postulaciones, mientras que el líder civil de derechas Luis Fernando Camacho, figura central en la presión contra Morales, condicionó su candidatura a una fórmula única que lo apoye.
En tanto, y en línea con la promesa de «impunidad a nadie» de Áñez, la fiscalía boliviana continuó este martes la búsqueda de varias autoridades del anterior gobierno.
Tras la detención el fin de semana de Gerardo García, vicepresidente del partido de Morales, el lunes fue ordenada la aprehensión contra el exministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana, hombre fuerte del exmandatario, por sedición y terrorismo.
Además están buscados por la justicia la exministra de Cultura Vilma Alanoca y un hermano del vicepresidente Álvaro García, entre otros.
Unos 20 exfuncionarios del gobierno de Morales y del anterior ente electoral están «asilados» en la embajada mexicana en Bolivia, incluyendo a Quintana, dijo este martes la canciller boliviana. Su despacho precisó que cinco de ellos tienen orden de detención.
«La minoría fascista de #Bolivia judicializa a nuestros líderes más destacados porque electoralmente saben que están derrotados», denunció en Twitter Morales.