Por Horacio Castelli
Una vez más la violencia es moneda corriente en la actual campaña electoral para intendente de Necochea.
Y parece que no se aprende del pasado, donde se pudo comprobar que estos sistemáticos ataques dejan cicatrices difíciles de sanar una vez terminada la contienda electoral.
El cruce de acusaciones, actitudes patoteriles, campañas de desprestigio desde redes sociales, el menosprecio por el diálogo y el apego a la agresión, solo lleva al enfrentamiento.
Quién gane el 27 de octubre encontrará un camino minado, será muy difícil recomponer relaciones.
Necochea ya vivió estas situaciones y no es bueno para el distrito, la política debe ser una herramienta, no un arma.
Una forma de entendernos mejor, y tratar de buscar los consensos necesarios para mejorar la vida de la comunidad.
Hay demasiados problemas sin resolver, como para que le sumemos la confrontación personal y sectaria.
Necochea vive décadas de recesión tanto económica como política, y las distintas generaciones siguen repitiendo los mismos errores.
Por supuesto que es importante que existan distintas posturas, que se confronten ideas y proyectos, pero siempre desde un ámbito de respeto.
En esta última semana, y sobre todo en las últimas horas, hemos asistido a una catarata de acciones lamentables.
Desde los dos principales sectores con aspiraciones a conducir la Municipalidad a partir del 10 de diciembre próximo, las agresiones han ido en aumento.
No es bueno, no sirve para construir, y es imperioso que comencemos a recorrer el camino del avance porque el distrito no tolera más fracasos.