Por Horacio Castelli
Manteniendo nuestra tradición de no meternos en la vida privada de las personas, las críticas siempre se enfocan en la actividad pública.
En este caso se trata de Gonzalo Diez, que intenta, convertirse en intendente de Necochea, y que, con sinceridad debo expresarlo, ojalá no ocurra.
Un político, que no ofreció nada en ocho años de concejal, excepto denuncias incomprobables, declaraciones grandilocuentes y ningún proyecto en favor de la comunidad.
Días pasados, le “habría” presentado un proyecto sobre la seguridad en el distrito de Necochea, al ministro Ritondo.
Si; es el mismo político, que cuando era concejal del gobierno radical de Daniel Molina, dijo sin ponerse colorado, que la seguridad era responsabilidad de la provincia y que el Municipio no tenía por qué ocuparse del tema.
De esta manera, podemos darnos cuenta, que Gonzalo Diez es un político que acomoda su discurso de acuerdo a las necesidades del momento.
No tiene una idea clara, de cómo mejorar la calidad de vida de los necochenses, pero sí, tiene muy en claro, como acomodarse mejor para vivir de los dineros públicos.
No aclares, que oscurece… (Escrito que llegó a mi mesa de Trabajo)
Sorprendidos nos desayunamos los necochenses, al ver una publicación del pre candidato a intendente radical Gonzalo Diez.
En la misma reconoce (no lo había hecho hasta ahora), que trabaja como empleado en la Defensoría del Pueblo. Publica su recibo de sueldo, y se victimiza.
Esto es una verdad, a medias… entonces sigue siendo una mentira y vamos a explicar por qué…
Diez se olvida de publicar que trabajo como empleado de OSPRERA, la obra social de los trabajadores rurales, la cual estaba a cargo del fallecido dirigente del Partido Fe Gerónimo Venegas y también estuvo vinculado a empresas que estaban bajo la órbita del mencionado dirigente gremial.
Respecto a su trabajo en la defensoría, nos gustaría saber que horarios cumple, y en donde se encuentra la oficina, donde lleva delante su trabajo.
Mucho nos ha costado a los argentinos creer en los políticos, y cuando nos mienten tenemos la obligación cívica de denunciarlo, y hacerlo saber a toda la comunidad.