El escrito olmeca grabado en piedra y encontrado en Jaltipan, Veracruz (este) en 1999, podría ser el más antiguo del nuevo mundo, después que se determinó que pertenece a la fase de San Lorenzo, que abarca del año 1200 al 900 antes de Cristo.
Un grupo de arqueólogos, encabezado por los mexicanos María del Carmen Rodríguez Martínez y Ponciano Ortiz Ceballos, publicó un artículo en la revista Science, sobre este tema, informó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (CONACYT).
La piedra, que data del primer milenio de nuestra era, se encontró de manera fortuita en una cantera de grava; su peso es de 12 kilogramos y mide 36 centímetros de longitud, 21 de ancho y 13 de grosor.
Para establecer la época a la que perteneció la lápida, se analizaron piezas de cerámica y figuras de barro halladas en el mismo lugar.
La pequeña estela fue elaborada con un material llamado serpentina o serpentinita, fue pulida por una sola de sus caras y contiene 28 íconos diferentes, algunos de los cuales se repiten y forman 62 símbolos.
Ponciano Ortiz Ceballos, arqueólogo adscrito al Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana, informó que no es posible determinar con precisión el contenido del posible mensaje.
Explicó que no se cuenta con documentos similares que en una sola pieza junten tal cantidad de íconos y que permitan establecer un comparativo, pero ‘creemos que el acomodo de los símbolos es horizontal y que tal vez se trate de una especie de inventario’.
Algunos de los símbolos localizados en la ‘estelita’ hacen referencia a diversos objetos como el maíz, un insecto, puntas de dardo, un pez y la cruz de San Andrés, un elemento clásico en las lápidas olmecas.
El arqueólogo mexicano comentó que el tipo de roca (serpentina o serpentinita) con que fue elaborada la estela no es propio de la región, y que posiblemente fue traído desde el estado de Oaxaca (sur).
Además, ‘se puede ver que la piedra fue utilizada varias veces, es decir, que fue escrita, borrada y luego escrita nuevamente, como si se tratara de papel’, dijo el especialista.
La relevancia de este hallazgo consiste en que hasta ahora no se habían encontrado en una sola pieza tal cantidad de íconos olmecas juntos.
‘Sólo se habían hallado símbolos aislados en hachas de piedra verde o en el Sacerdote de las Limas, vestigios de carácter sagrado en donde los símbolos son más bien elementos decorativos; en este caso, el símbolo trasciende a la piedra, va más allá del objeto mismo’, explicó Ortiz.
Detalló que ‘hay una complejidad mayor, pero al mismo tiempo una simplificación, en el sentido de que están comunicando algo.
No se trata de una obra de arte en sí misma, como por ejemplo lo es el Sacerdote de las Limas; esta pieza es un bloque simple sobre el cual se labró un escrito y, en ese sentido, más que darnos un mensaje ideológico o religioso parece mostrarnos una cuestión más cotidiana’, agregó.
El arqueólogo de la Universidad Veracruzana aseguró que el análisis de las piezas de cerámica y de barro es suficiente para asegurar la legitimidad de la pieza.
Sin embargo, sugirió que ‘podría realizarse una espectrometría de masas en el relieve para identificar los minerales que contiene la roca, así como un análisis microscópico para observar con más detalle los diseños de los íconos para descartar cualquier duda sobre su autenticidad’.
Los pueblos olmecas vivieron en la costa de los estados mexicanos de Veracruz y Tabasco, y se extendieron por el interior hasta el altiplano central.
Desarrollaron la más importante cultura preclásica del país (1500 a. J. C.-300 d. J. C.).
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