El centro de Brasilia se ha convertido en una fortaleza, con miles de policías y militares movilizados para garantizar la seguridad durante la ceremonia de investidura como presidente del ultraderechista Jair Bolsonaro.
Además de 12 jefes de Estado y Gobierno y 60 delegaciones, se espera que este martes, uno de enero, acudan a la toma de posesión cerca de medio millón de personas.
El evento se considera de alto riesgo. De hecho el dispositivo de seguridad no tiene precedentes e incluye varios helicópteros y hasta un sistema antimisiles.
Barreras de seguridad y detectores de metales rodearán la esplanada donde tendrá lugar la investidura, donde se prohibirá entrar con mochilas, paraguas y hasta cochecitos de bebé.
«Sabemos que el peligro existe porque estamos asistiendo a una ruptura con un sistema criminal que se ha perpetuado durante muchos años -dice una seguidora de Bolsonaro-, pero tenemos la esperanza de que todo vaya bien y no ocurra nada malo a nuestro presidente».
Caravanas de simpatizantes están llegando a Brasilia desde todos los puntos del país,
Durante la campaña electoral, el polémico Bolsonaro fue víctima de un atentado que, en lugar de alejarle del poder, incrementó su fama.
Su elección ha hecho chirriar todo el entramado político y polarizado a la sociedad de este país, que ha estado gobernado por el izquierdista Partido de los Trabajadores de Lula da Silva desde comienzos de siglo.