Por Horacio Castelli
La semana que culminó, mostró una vez más la hipocresía de la sociedad argentina, encabezada por políticos y periodistas.
Los que ayer insultaban, atacaban y menospreciaban a la familia Moyano, hoy se abrazan en actos públicos y es puesto como víctima en los medios cercanos al kirchnerismo.
Los que ayer, Cambiemos y Clarín, defendían a la familia Moyano de los ataques de la justicia kirchnerista, hoy lo acusan de mafioso por utilizar su poder de parar el país para evitar la encarcelación de Pablo.
Los Moyano son personas que utilizan el poder gremial que tienen, para beneficio propio, eso es sabido y corroborado en infinidad de oportunidades.
Ahora, que unos y otros se rasguen las vestiduras por los Moyano, de acuerdo a la conveniencia sin importarles el daño que causan a la sociedad es, por lo menos, despreciable.
Escuchar a Víctor Hugo Morales defender a Hugo Moyano y su hijo Pablo, fue bastante bizarro después de las barbaridades que dijo de ambos cuando estaba en el gobierno el kirchnerismo.
Leer en las páginas de Clarín y La Nación, el mote de mafioso contra los Moyano, cuando lo defendían como los mejores sindicalistas durante la campaña electoral que llevó al gobierno a Mauricio Macri, reafirma la postura ambivalente e interesada de ambos medios.
En el medio, una sociedad que se ve bombardeada por mensajes tan interesados, y que muchas veces, acomoda, esos discursos a su interés, para defender la postura en la cuál se han parado en la vida.
Nadie es inocente en esta hipocresía en la que nos hemos acostumbrado a vivir.