Los cambios en el clima son una de las principales causas del aumento del hambre en el mundo en 2017, sufrida por 821 millones de personas, según cinco agencias de la ONU, que advierten de que la situación empeora en América del Sur.
El informe publicado el martes da cuenta de que el número de personas que padece hambre ha crecido en los últimos tres años, volviendo a situarse en los niveles de hace una década. En 2016, sumaban un total de 804 millones.
«La situación está empeorando en América del Sur y la mayoría de las regiones de África; igualmente la tendencia a la baja» observada en Asia sigue ralentizándose, según «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo» elaborado por la FAO, la OMS, el PMA, Unicef y el Fida.
Así, la prevalencia de la subalimentación escaló de 10,7% de la población mundial en 2014 a 10,9% en 2017, mientras que en América del Sur creció de 4,7% a 5%.
Para las agencias, el aumento del hambre en esta región se puede explicar por «la persistencia de los precios bajos para la mayoría de productos básicos exportados, especialmente el crudo», que han mermado los recursos financieros para importar alimentos y dejado a los gobiernos con menos ingresos «para proteger a las personas más vulnerables».
– Preocupa Venezuela –
«Estamos preocupados por el deterioro de la situación en América del Sur», dijo a la AFP Dominique Burgeon, director de urgencias de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), citando especialmente Venezuela, sumida en una grave crisis económica.
En América Central, Burgeon destacó el «corredor seco» entre Nicaragua, Guatemala y El Salvador, «donde la probabilidad de un fenómeno climático como El Niño, con una multiplicación de sequías, aumenta cada día un poco más».
No obstante, la crisis alimentaria «más aguda se registra actualmente en un país en guerra, Yemen», donde el 35% de la población está subalimentada.
«Si no se aumentan los esfuerzos, existe el riesgo de quedar muy lejos de alcanzar la meta de los Objetivos del Desarrollo Sostenible relativa a la erradicación del hambre en 2030» en el mundo, advierte el informe.
– Perder el terreno ganado –
A la inestabilidad generada por los conflictos en el mundo, las agencias de la ONU suman «la variabilidad y las condiciones extremas del clima» como un factor clave del aumento del hambre.
Puesto que algunos fenómenos extremos climáticos «no pueden atribuirse» directamente al cambio climático, el informe de la FAO evita utilizar el término. Sin embargo, apunta que entre 1990 y 2016, los eventos como el calor extremo, las sequías, las inundaciones y las tormentas se duplicaron con una media anual de 213.
«Los cambios en el clima ya están debilitando la producción de los principales cultivos en regiones tropicales y templadas», afirma la FAO.
Así, «en los últimos diez años, el 36% de los países que sufrieron un aumento en la subalimentación registraron también una sequía», según Burgeon.
La variabilidad del clima y los eventos extremos «amenazan con socavar y revertir los avances realizados hacia la eliminación del hambre», advierte el informe.
– «Vergonzoso» aumento de la anemia –
El informe señala por otro lado que la obesidad en adultos sigue aumentando: mientras en 2012 afectaba al 11,7%, en 2016 se colocaba en 13,2% (672,3 millones de personas, es decir, más de uno de cada ocho adultos).
Califica igualmente de «vergonzoso» que la anemia entre mujeres en edad reproductiva siga al alza, afectando a una de cada tres (32,8% en 2016), con «importantes consecuencias para la salud» de estas y de sus hijos.
Las agencias dan cuenta empero de algunos progresos en el ámbito infantil: la desnutrición de los más pequeños sigue disminuyendo, mientras que desde 2012, la proporción mundial de niños con sobrepeso parece al menos haberse estancado, con un 5,6% (38,3 millones) en 2017.