lunes, noviembre 25, 2024

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Queremos que nos respeten y no nos roben

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Por Horacio Castelli

Una nueva crisis cambiaria, no económica, puso sobre la mesa de todos los argentinos los mismos discursos, las mismas recetas y las mismas especulaciones.

Muchos piden cambios, ajustes y reducciones; menos en lo que a ellos respecta. Cada sector defiende sus intereses sin importar el todo.

El país somos todos, no sectores aislados que pugnan por sacar ventajas ante cada crisis, o pagar los platos rotos quienes no tienen las reservas monetarias suficientes, es decir, los laburantes.

No existe una malla legal y judicial lo suficientemente clara y fuerte para que los especuladores, que le roban el dinero al resto de los ciudadanos paguen por sus acciones.

Se toma como una «viveza», cuando en realidad es hacer uso de información privilegiada que nunca explican como la obtienen.

Las leyes en ese aspecto son laxas y están orientadas a perpetuar el «sálvese quien pueda», cuando en realidad son muy pocos los que se pueden salvar.

Y encima, lo hacen hundiendo a una gran masa de ciudadanos que pierden su valor adquisitivo, ingresan en una espiral que no pueden detener y están a expensas de los especuladores.

No se puede categorizar a estas acciones fuera del delito del simple «robo», porque están quitando dinero a otras personas son acciones reñidas con el principio de la propiedad privada.

Las maniobras que llevan a que el «mercado» dirija la economía nacional, son actos de vandalismo económico porque cambian las reglas de juego sin previo aviso.

Todos los ciudadanos tenemos que respetar las leyes y estos delitos económicos que se intentan legalizar permanentemente deben tener su castigo, sino, no hay salida.

Las corridas cambiarias no se dan porque somos «argentinos», como acepción, sino porque la estructura económico-legal está armada para que se puedan realizar maniobras ilegales sin castigos.

No se producen en otros países, porque si alguien intentara hacerlo sería, primero condenado socialmente y luego la justicia actuaría con todo el peso de su poder.

Hemos observado en muchas oportunidades, donde se produjeron corridas similares en otros países, que quienes lo hicieron, tuvieron que vender sus empresas y correr el riesgo de caer tras las rejas.

Por lo tanto, los que mayor poder económico tienen, o representan poderes económicos extranjeros, deberán pensar más con su lado argentino, antes que como CEOS.

Los ciudadanos argentinos que trabajamos todos los días, para soñar con proyectos simples como construir una casa, viajar, hijos y nietos en universidades, comer sin preocupación (excepto esos kilitos que se suman), queremos que nos respeten y no nos roben. Simplemente.