San Lorenzo consiguió una ventaja clave para estar en los cuartos de final de la Copa Sudamericana al ganarle 3-1 a Nacional de Uruguay, en Buenos Aires, en un duelo vistoso, con intercambio de golpes, ocasiones, dos penaltis y muchos espacios que aprovecharon los locales.
Aunque los de Alexander Medina recortaron distancias en la segunda mitad con un penal, cometieron otro, acto seguido, para que el Ciclón pusiera un pie en la siguiente fase, que con dos tantos de Blandi cortó su mala racha ante un rival que llevaba 12 partidos sin perder.
Nacional ejecutó tan bien su plan que no le pudo salir peor. El conjunto uruguayo manejó el primer cuarto de hora, con una presión alta para recuperar el balón rápido y después acumular muchos hombres en ataque.
Gracias a esa presión llegó la primera ocasión del duelo, un disparo de Tabaré Viudez desde el vértice del área.
La pelota se fue a pocos centímetros de la cruceta y en la jugada siguiente empezó un encuentro distinto, ya con color azulgrana.
El lateral izquierdo Elías Pereyra, de 19 años, la última joya de las categorías inferiores de San Lorenzo, originó la mitad del tanto que abrió la cuenta argentina.
Pereyra puso un centro medido a la perfección al segundo palo, directo al pecho de Nicolás Reniero. El atacante la orientó hacia la línea de fondo y puso uno de esos centros atrás que alguien remata casi con seguridad cuando el área está repleta de jugadores, como era el caso.
Y así fue que la golpeó Rodrigo Erramuspe, central de Nacional, pero en su propio arco. Lo gritó más que nadie el técnico, Claudio ‘Pampa’ Biaggio, cuestionado en las últimas fechas, al ver como los suyos se ponían por delante en su primer acercamiento.
A partir de ahí, el ímpetu de San Lorenzo fue a más y el segundo gol se cocinó desde la celebración del primero.
Nacional salvó sobre la línea una vaselina de Reniero, pero cinco minutos después no pudo resistir otro embiste local, cuando dos futbolistas del centro del campo uruguayo se confundieron en la salida de balón.
Una pérdida allí es ocasión segura y lo sabía el otro lateral cuervo, Víctor Salazar, fue el más listo de la clase para adelantarse a todos y asistir a Blandi para que este fusilara con un derechazo imparable.
Con un sorpresivo buen juego, aún pudo marcar el tercero San Lorenzo antes del descanso en un partido que se abrió producto de la necesidad visitante de entrar en la eliminatoria con un gol.
Desde ahí se vio que Nacional había salido con una marcha más, dolido en su orgullo, con una fe basada en centros pero con huecos atrás que dejaban la puerta abierta a la sentencia de San Lorenzo.
Entonces, con la intensidad altísima, la noche en el Nuevo Gasómetro se convirtió en un recital de penales innecesarios.
Primero llegó el gol que Nacional tanto buscó, cuando Pereyra, héroe en el primer acto, se convirtió en villano al cometer un penalti de principiante que Bergessio, ex de San Lorenzo, convirtió con veteranía.
Minutos después, en la otra área, Brian Ocampo derribó a Gudiño en un contraataque y el Ciclón restituyó su ventaja de dos goles desde los once metros, por intermedio de Blandi, que dejó servido otro bonito partido para la vuelta, en Montevideo, donde Nacional intentará remontar.