Javier Iguacel llegó en el peor momento al lugar más complicado. Luego de la fuerte devaluación de las últimas semanas, todo el esquema de precios de la energía que había diseñado Juan José Aranguren saltó por el aire. Y ahí se quedó.
«El sector está al rojo», confió a LPO el operador de una petrolera. ES que allegados a Iguacel confirmaron a este medio que ahora se abre una nueva etapa: «Donde el esfuerzo lo van a tener que hacer las empresas».
La definición ya tomada es moderar fuerte el sendero de aumentos de luz y gas domiciliario que había trazado Aranguren. Fuentes del Gobierno no descartaron incluso ir a un esquema de una suerte de tarifa plana. «Hay que darle previsibilidad a la gente de cuanto le van a costar los servicios», agregó la fuente consultada.
En el sector creen que el esfuerzo en el sector eléctrico, esta vez recaerá sobre las distribuidoras, básicamente Edesur y Edenor; que por otro lado bajo la gestión de Aranguren ya tuvieron una recomposición tarifaria importantísima.
En la generación eléctrica hay contratos en pesos de las viejas generadoras y en dólares de las nuevas, que financiaron a riesgo la construcción de centrales. A estas últimas, difícil que se les cambie el precio porque implicaría una ruptura de contratos que agravaría la cada vez más crítica mirada de los mercados.
El nudo del problema
El problema central es el gas. La matriz energética de la Argentina se basa en ese fluido que abastece el 54% del consumo energético del país. Para desarrollar esa capacidad y achicar la importación de gas licuado que terminó detonando la macroeconomía durante el kirchnerismo, se creó el Plan Gas que ofrecía un precio subsidiado. Aranguren fue afinando su valor, pero la actual devaluación lo hizo saltar por el aire nuevamente.
El presidente de Enarsa, confirmó en su momento a LPO que con la anterior devaluación iba a necesitar unos 100 mil millones de pesos extra para pagarlo. Con las últimas corridas esa situación se agravó.
Con la aceleración del dólar, es Ieasa (ex Enarsa) la que tiene que poner de su bolsillo la diferencia entre los USD 5,5 por millón de BTU que puede pagar Cammesa y los USD 6,6 que en promedio está costando el gas en boca de pozo con el actual esquema tarifario. Además, de continuar con el plan de Aranguren de aumento del gas en su punto de ingreso al sistema de transporte (PIST), el Estado no solo tendría que afrontar un mayor déficit en pesos por el efecto de la devaluación, sino por el encarecimiento en dólares del gas en boca de pozo. Para el shale por ejemplo, las petroleras consideran que el precio no puede estar debajo de los USD 7 por millón de BTU.
Por eso, cuando hablamos de gas hablamos de Vaca Muerta. En ese megayacimiento el gas es el rey. Un ejemplo, el campo El Orejano es el mayor campo productor de gas del mundo, después de uno ubicado en Estados Unidos.
Hoy el valor del gas en Vaca Muerta se rige por la famosa resolución 46 -ver documento anexo- que fijo su precio «estímulo» en USD 7,50 por BTU para el 2018; USD 7,00 para el 2019; USD 6,50 para el 2020 y USD 6,00 para el 2021, sigue siendo inferior al que paga el gobierno por vías de aprovisionamiento sustitutas como la importación de barcos con gas licuado o de gasoil y fuel oil para alimentar las generadoras.
Ese es el principal argumento de grupos como Techint que han hecho una inversión de miles de millones de dólares en el área. Con un agregado: la producción local mejora la muy deficitaria balanza comercial. Este año aportó sustitución de importaciones por USD 400 millones.
Con el barril pasa algo parecido. Aranguren había prometido liberar el precio como en la mayoría de las economías serias del mundo. Pero la última devaluación lo llevó a fijar un techo que hoy está en USD 68 dólares, contra los USD 76 que cotiza el Brent. Iguacel se inclina, de mínima, por mantener ese techo, si es que no lo baja.
La razón es sencilla: Si se liberara el precio este implicaría un tarifazo sobre las naftas cercano al 40%. Por un aumento menor el gobierno mexicano de Peña Nieto soportó el año pasado masivas protestas y saqueos, que le llevaron días controlar y su imagen su hundió para siempre, al punto que este domingo el PRI perderá la Presidencia. Así de sensible es el tema de los combustibles.
Pero la situación es incluso más compleja. La falta de un horizonte previsible de precios -algo que Iguacel podría solucionar- ya puso en suspenso el desarrollo de las inversiones en Vaca Muerta, el único sector de real interés global del país y donde durante el gobierno de Macri llegaron del exterior los únicos aportes de dólares importantes.
Tan importante es Vaca Muerta que este jueves, Iguacel ofreció en Washington en el congreso mundial de gas, una conferencia basada en el desarrollo de ese yacimiento, del que también habló con su par norteamericano, Rick Perry.
Hasta ahora el flamante ministro de Energía tuvo un primer contacto con empresas del gas y el petróleo. Pero no hubo definiciones. La semana que viene se reunirá con las siete principales empresas que operan en el megayacimiento (YPF, Chevron, Petronas, Dow, Tecpetrol, Wintershal y Shell), ya con la intención de ir decantando definiciones.
Vaca Muerta es además un nervio óptico que conecta directo con los mercados y la sospecha que el gobierno podría romper contratos, ya disparó el riesgo país y alimentó la nueva corrida, como reveló LPO. Es decir, lo que se ahorre el gobierno en el precio del gas, lo podría pagar en tasa de deuda.
Con un agravante: La decisión que tome respecto a este sector será un leading case de qué modelo real tiene Macri en la cabeza. Así como el mercado le reconoció que hasta ahora soportó la corrida sin instrumentar controles de capitales -y por eso Argentina logró el ascenso a emergente-, ahora hay un test similar a nivel energético.
«Si estamos en un modelo de atracción de inversiones, no podemos cambiarlo a mitad de camino con políticas de intervenciones sobre los precios del mercado, al estilo del kirchnerismo. Es un error mezclar lógicas de modelos distintos», razonaba ante LPO un ejecutivo de una petrolera.
En el sector reconocen que la devaluación generó una inestabilidad mayúscula y serios desafíos fiscales, pero aún descontando que Iguacel deberá ejercer algún tipo de inversión, pretenden un compromiso explícito que esta es coyuntural y mucho más importante, una trayectoria clara para los precios.
No parece casual que Nicolás Dujovne haya recibido este jueves al presidente de YPF, Miguel Angel Gutiérrez. Si la principal petrolera del país y la que atraviesa una de las situaciones financieras más delicadas puede absorber un límite a los precios, el resto se quedaría con pocos argumentos para rechazarlo, razonan en el Gobierno.
«No hay manera de conseguir que se mantengan las inversiones en Vaca Muerta, si no podemos mostrar un sendero claro de precios hacia adelante», agregó la fuente consultada.