Las últimas lluvias no fueron suficientes y los productores agropecuarios están solicitando soluciones urgentes al gobierno.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, a pesar de haberse sembrado un 9,8% más de maíz que en el ciclo anterior, la primera estimación muestra un crecimiento en volumen de sólo un 5%.
En el caso de la soja, desde la Bolsa estiman que el retraso en la evolución de las labores de siembra recorta el nivel de superficie sembrada en 18,5 millones de hectáreas.
Hay siembras pendientes en Buenos Aires sobre el límite de las posibilidades, y el guarismo podría seguir cayendo de no concretarse las lluvias que se esperan.
«La afectación por la sequía abarca a la provincia de Buenos Aires casi en su totalidad. Las últimas lluvias promediaron los 30 milímetros (mm) en todo el territorio y los pronósticos para lo que resta de febrero son muy desalentadores», dijo a DIB Horacio Salaverry, de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y la Pampa (Carbap).
Un cultivo de soja necesita 400 mm en su periodo, y los campos llevan casi 100 días de sequía, con lluvias de baja intensidad, que se evaporan fácilmente. Con las altas temperaturas y los vientos de esta época del año, la evaporación consume un promedio de 10 mm de agua por día, por lo que una lluvia de 20 o 30 mm no tiene mayor impacto sobre los cultivos.
Las lluvias, que habían traído serias complicaciones durante el invierno, se cortaron abruptamente en noviembre, y desde entonces, los registros de precipitaciones están muy por debajo de la media anual, a lo que se suman temperaturas por encima de lo habitual.
Los productores coinciden en que la soja de segunda está casi perdida, y que algunos maíces comenzaron a picarse para forraje.