martes, noviembre 26, 2024

Internacionales

AMÉRICA LATINA: La pobreza hostiga a los más jóvenes

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Las precariedades y la ausencia de posibilidades golpean especialmente en México en el numeroso sector de la juventud, una situación similar a la que enfrentan otros países en América Latina.

La desoladora conclusión surge de estudios realizados por expertos y de estadísticas recientes, según las cuales 8 de cada 10 jóvenes mexicanos son «pobres o vulnerables» y sólo 17,5% viven en una situación más desahogada.

Según la última medición de la pobreza, publicada en 2016, 29,1% de los jóvenes son vulnerables por carencias, 6,1% por ingreso y 47,1% se encuentra en situación de pobreza, de los cuales, 9,7% se puede calificar de «extrema».

Para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la Organización de las Naciones Unidas, se requiere en México sacar de la pobreza extrema a 3,5 millones de jóvenes mexicanos entre los 12 y los 29 años y lograr que siete millones de jóvenes dejen la condición de pobreza moderada, en los próximos 15 años.

El investigador mexicano Alfredo Nateras, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), uno de los principales ateneos públicos del país, estima a partir de esta dramática situación es necesario «entender los procesos que han llevado a los jóvenes a enfrentar su situación para transformar su condición social».

Los jóvenes «son actores protagónicos en la escena social» pues representan 36,3 millones de personas (de 12 a 29 años), es decir el 30% de los 120 millones de mexicanos, de acuerdo con estadísticas del Consejo Nacional de Población (Conapo), señala.

Antropólogos, sociólogos y psicólogos coinciden en que la «precariedad» es la característica que «distingue la condición juvenil» en América Latina.

Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), considera que los jóvenes «son víctimas del abandono de la protección del Estado, de su familia y de su comunidad».

Elena Azaola, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de antropología Social, se pronunció a favor de «reincorporar sanamente a los jóvenes a la sociedad».

Para enfrentar la pobreza entre los jóvenes que los lleva desde la niñez a la adolescencia a delinquir, «es urgente analizar cuáles son las condiciones de vulnerabilidad a la que está expuesto» este sector, dijo la especialista.

«La pobreza, la mala calidad y el acceso a la educación y el empleo son factores que intervienen en el involucramiento de los jóvenes con la violencia y la delincuencia», indicó. También consideró prioritario «tratar adecuadamente a los jóvenes que han sido expuestos a la violencia y lograr revertir los altos comportamientos delictivos actuales, así como mejorar enormemente las condiciones de los centros de internamiento de menores de edad».

Nateras, doctor en Ciencias Antropológicas, se mostró alarmado por «la pauperización cada vez más marcada de ese segmento de la clase media», es decir, los jóvenes.

La configuración de la familia tradicional «está desdibujada o mutando en forma vertiginosa, pues en ese núcleo inicia la experiencia de la violencia, que no es algo que se hereda ni se trae en los genes, sino se aprende al observarla y padecerla», señaló el académico del Departamento de Sociología de la UAM.

Los jóvenes mexicanos enfrentan las peores condiciones laborales pues «enfrentan el dilema de cómo hacer para seguir estudiando y trabajar a la vez, mientras que otros toman el trabajo como un organizador de su vida cotidiana» que les ayuda a adquirir una identidad.

Por ello, se vuelvan pasto de las redes del crimen organizado pues los reclutan y les otorgan «un prestigio y un lugar social que el Estado y sus instituciones ya no les brindan». Por ello, hay en México al menos unos 5.000 jóvenes presos por cometer delitos graves, de los cuales el 22 % es procesado por homicidio.

El problema empeora porque la participación de este sector en actividades de protesta e incorporación en movimientos sociales suelen ser «criminalizados», dijo. (ANSA).