En el proyecto de reforma tributaria se piensa en “plan canje” en Ingresos Brutos. Las gobernaciones recibirán 15% más de coparticipación si tienen buena conducta fiscal. Se habla de “IVA provincial”.
La reforma impositiva que tiene en mente el gobierno y se conocerá en sociedad después de las elecciones de octubre, tiene en la mira terminar con el impuesto al cheque y, al menos en parte, con ingresos brutos.
En el caso del tributo a los «débitos y créditos bancarios», no dejará de existir pero podrá ser tomado a cuenta de Ganancias o será devuelto por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) en el caso, como los monotributistas, que no estén alcanzados por ese tributo o su pago exceda las liquidaciones mensuales de esa persona o empresa.
Para ingresos brutos el gobierno tiene pensado un «Plan Canje»: parte de lo que las provincias perderán de recaudar por el posible fin del impuesto, será retribuido por la nación con el cumplimiento liso y llano del fallo de la Corte Suprema de Justicia que obliga a la Nación a aumentar en un 15% las transferencias por coparticipación.
En ambos casos los cambios serán graduales y aplicados en diferentes etapas en cinco ejercicios fiscales que comenzarán en enero de 2019 y terminarán en diciembre de 2013.
Terminar con la presión del impuesto al cheque fue una de las muchas promesas de campaña de Mauricio Macri, que quiere tener el anuncio definido, en lo posible, antes de las elecciones de octubre de este año y como adelanto de la reforma impositiva que se viene.
Como se trata de eliminar, de alguna manera, el tributo más odiado y distorsivo del sistema tributario, se descarta que algún que otro voto extra aportará.
En términos de ingresos, no será fácil encontrarle un reemplazo al dinero que el sector público obtiene cada mes por este tributo.
El año pasado, por esta vía, según anunció en enero pasado la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), se obtuvieron unos $131.669 millones con un aumento del 35% en forma interanual (más que el 27% anual de la recaudación total), con un promedio mensual de 10.970 millones.
Este año el ritmo de crecimiento es aún mejor y superaría los 14.000 millones promedio por mes. Se trata, después de IVA y Ganancias, de la principal fuente de recaudación lo que lo hace difícil de eliminar.
Además es coparticipado, lo que lo convirtió en casi intocable. El tributo podría tomarse a cuenta de Ganancias o Bienes Personales en el caso de los trabajadores autónomos; o en algún pago a cuenta por parte de los monotributistas.
Sería la alternativa que menos costaría para el Gobierno, y que, en algunos casos, incluso ayudaría a blanquear la economía
La historia del impuesto es conocida. Fue creado por Domingo Cavallo en agosto de 2001 como rápida, fácil y diaria recaudación y como prenda a las presiones del FMI para garantizar ingresos públicos y evitar el default.
La idea en esos tiempos era que su vigencia se extendiera no más allá de seis meses. O, como máximo, un año. Sin embargo aún está con nosotros, casi 15 años y medio después.
En el caso de Ingresos Brutos, la reforma pasaría por una adecuación paulatina con la nueva ley de responsabilidad fiscal y el fallo de la Corte Suprema de Justicia del año pasado del año pasado que le impone al gobierno un incremento del 15% en el monto de coparticipación; y que deberá ser negociado, más que por el ministro de hacienda Nicolás Dujovne, por el de Interior Rogelio Frigerio.
Este dinero comenzará a retribuirse a partir del cumplimiento del compromiso de una reducción de los diferentes déficits provinciales.