viernes, diciembre 27, 2024

Internacionales

EL MUNDO: Duro mensaje a Venezuela, pero sin expulsión

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El Mercosur hizo un enfático llamado a Venezuela, pidió que cese la violencia en ese país y hasta rechazó tácitamente la Asamblea Constituyente de Nicolás Maduro, pero la mentada expulsión de Caracas del bloque se diluyó.

Las diferencias entre los países miembros frustró la salida definitiva de Venezuela, como alentaban Argentina y Brasil, ante la tenaz oposición de Bolivia -no firmó el documento- y también de Uruguay.

Como anticipó ayer el canciller argentino, Jorge Faurie, el documento firmado hoy en Mendoza -mil kilómetros al noroeste de Buenos Aires- tenía como finalidad frenar la intención de cambio de la Constitución que alienta Maduro, pero también enarbolaba la idea de una expulsión de Caracas.

De hecho, la organización argentina evitó colocar la bandera de Venezuela en ámbitos del Summit, al amparo de que el país se encuentra suspendido en el bloque. La prensa argentina subrayó este hecho como una «clara señal de las intenciones» locales.

Pero el documento final que este viernes firmaron los mandatarios Mauricio Macri (Argentina), Michel Temer (Brasil), Horacio Cartes (Paraguay), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Michelle Bachelet (Chile) se quedó en el repudio a la violencia y en un mero tácito mensaje sobre la Asamblea Constituyente comunal.

Los países que integran el Mercosur y los Estados asociados expresaron su «preocupación» por la situación en Venezuela, llamaron «al cese de toda violencia» y al «restablecimiento del orden institucional».

También se pusieron a disposición para «acompañar» el «diálogo entre venezolanos» que pueda derivar en «una concertación política creíble».

No hubo mensaje directo a la Asamblea Constituyente de Maduro y se incluyó cierta reprimenda a la oposición.

Los jefes de Estado reclamaron tanto al gobierno de Nicolás Maduro como a la oposición «a no llevar a cabo ninguna iniciativa que pueda dividir aún más a la sociedad venezolana o agravar conflictos institucionales».

El mensaje puede interpretarse como un pedido a que Maduro suspenda la realización de la Constituyente que planea para el 30 de julio. Pero no lo dice directamente.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue el único que no firmó el documento. Con una fuerte defensa del gobierno de Maduro, Morales acusó a Estados Unidos de estar detrás «un golpe» en Venezuela.

Pero los firmantes reiteraron «su profunda preocupación por el agravamiento de la crisis política, social y humanitaria» y pidieron «la liberación de todos los detenidos por razones políticas». Asimismo, instaron «al restablecimiento del orden institucional, la vigencia del Estado de derecho y la separación de poderes en el marco del pleno respeto de las garantías constitucionales y los derechos humanos».

El canciller argentino Faurie avisó que si Maduro no abre un canal de diálogo o decide avanzar con los comicios, el Mercosur podría suspenderlo de forma permanente. En su discurso Macri volvió a reclamar al gobierno de Venezuela el respeto por la democracia y reclamó en nombre del Mercosur la convocatoria a elecciones lo antes posible para resolver el «conflicto» político y social que sacude a ese país.

«Nuestro compromiso con la democracia y los derechos humanos, y el hecho de ser una zona de paz, son marcas únicas que nuestro proceso de integración regional debe profundizar y potenciar», subrayó Macri.

«El domingo pasado los venezolanos le demostraron al mundo más que nunca que están comprometidos con la democracia. Desde el Mercosur reiteramos el llamado a la paz, a la libertad de los presos políticos y a la pronta adopción de un calendario electoral», remarcó el argentino.

En la misma dirección expuso Temer. «Ya no hay más espacio en América del Sur para prisiones arbitrarias, para medidas de represión política, para actitudes incompatibles con los preceptos democráticos. Ya no hay espacio para gobiernos indiferentes a la suerte de su propio pueblo» aseveró.

El gobierno brasileño manifestó su apoyo a la aplicación de la Clásula Democrática, para sostener la expulsión de Caracas, algo que no tuvo el apoyo de las autoridades uruguayas y mucho menos de las bolivianas. (ANSA).