Por Miguel Abálsamo
El negativismo es una de las actitudes menos inteligentes a la cual se debe las constantes frustraciones, es aquello que parece oponerse a todo antes de comenzar algo, los que impiden avanzar y concretar las realizaciones.
Por varios motivos, algunos comprensibles, nuestra sociedad necochense en un gran número ha mostrado una dosis más de lo usual de desesperanza y negatividad.
Han sido años de falta de obras.
Han sido años de promesas incumplidas.
Han sido años de hermosos discursos de verbas floridas donde la realidad demostraba lo contrario.
Han pasado muchos gobiernos municipales, que nos han dejado cada vez más alejados de seducción de inversiones, de mejoramiento en la vida diaria del ciudadano, con un distrito postergado, endeudado, olvidado en el contexto provincial y nacional.
La maquina de impedir del no permanente también ha colaborado para tocar fondo en el Infierno del Dante.
Las llegadas de maquinas para reparación de calles, a través de la apertura crediticia a un municipio considerado no confiable en los últimos años, algo que el vecino ver en forma palpable día a día, el aporte conjunto de la provincia de Buenos Aires a través de la gobernación de María Eugenia Vidal, la contracara de aquel ex don Daniel Scioli, tal vez el peor de toda la historia para nuestra zona, el que nos olvido permanentemente, privilegio su acción en la vecina Mar del Plata, casi una discriminación sufrida por su mediocridad tapada solamente con costosas campañas publicitarias.
Ese rey (o ex gobernador) quedó desnudo, y las comparaciones que suelen ser odiosas nos da como resultado una Necochea del Si para la actual dama bonaerense, tan sólo con recorrer la Ruta 88, la de las tragedias que Scioli ignoró, para darnos cuenta la diferencia.
Ese «si» en conjunto con la concreción de la avenida 554 de Quequén, la diez que revitalizará toda la zona balnearia, la reparación de la 75 desde la 42 a la 58, donde la famosa «obra del siglo del radicalismo «molinista» dejó como triste postal decadente.
La Necochea del «si» serán las piletas de natación, una en la siempre olvidada Quequén, frente a la plaza principal, la otra en el Polideportivo Municipal, recuperada para la ciudadanía.
Fueron años de desesperanzas, de frustraciones compartidas, de añorar lo ido, son momentos de acciones concretas, una intendencia decidida a salir del túnel oscuro, sabiendo que nadie llega a la cumbre acompañado de los miedos.
Una dirigencia a la altura del futuro
Los dos dirigentes se mejores imágenes y credibilidad en el distrito son el intendente doctor Facundo López (Frente Renovador) y el líder sindical-político, de Cambiemos y creador del Partido Fe, Gerónimo Venegas.
Ambos a la altura de las circunstancias, cada cual con su ideología y seguramente compitiendo en pocos meses en la polarización electoral necochense, entendiendo que por sobre esas diferencias esta la gran coincidencia, avanzar en una mejor ciudad.
Ambos entendiendo que la apertura del Frente Costero para el sur es fundamental y activando la realización del Polideportivo de la UATRE frente a la Terminal de Ómnibus.
No sólo son ellos dos, cabezas visibles de conducciones, envían un mensaje a cada sector sobre la necesidad de unirnos tras los objetivos claros y la prioridad vista.
Necochea tiene por delante acciones que serán discutidas pero habrá que hacerlas efectivas esquivando las minorías del «no», el progresismo ineficiente de café humeante arreglando el mundo, muchos ruidos de pocos, habrá que desatar las ataduras mentales que nos han aprisionado e ir a los hechos.
Hay consenso casi general en los políticos con responsabilidades en definir el futuro del Complejo Casino, hacerlo sin nostalgias, citas repetidas o emplear aquella demagogia que queda bien…»el estado debería hacerse cargo»…no mientan, no falsen la realidad, no repitan conceptos vetustos, todos sabemos que el estado municipal no puede hacerse cargo, o acaso lo hicieron antes los gobiernos peronistas, radicales o del Frente para la Victoria, es imposible, no sólo hacerse cargo, mucho menos su mantención.
Se necesitan medidas urgentes.
Llamar al capital privado, local, nacional o internacional, trasladar el juego a otro lugar de la villa balnearia, con una visión superadora de la actual, caminando a la modernización adecuada a los nuevos tiempos.
Hay consenso.
Hay una Necochea del «si».
El segundo paso será definir que hacemos con ese abandonado lugar del Jardín de Rocas, ubicado en uno de los sectores más importantes de nuestra villa balnearia.
Allí, olvidado, sin uso, como una herencia que nunca te la entregarán, o soñando con lo imaginario.
Y también hay un consenso amplio para discutir el futuro de nuestro parque «Miguel Lillo», dotándolo de necesidades para la integración familiar, haciendo un lugar donde las inversiones no signifiquen afectar al medio-ambiente, pero si provocar una apertura, antes que el parque se muera, y mucha culpa de esto tienen aquellos «protectores a ultranza, casi enfermizos que no permiten ni siquiera discutir una idea».
En el plano social se habla de un año con mucha inversión en obra pública y construcción de viviendas, lo cual dará trabajo a mucha gente, con un estudio minucioso desde Desarrollo Humano para que este invierno puedan aquellos que viven en la precariedad de casas de chapas, casi en la indigencia, tener al estado municipal dotándolos de materiales y mano de obra para la construcción de un mejor hábitat.
Lo positivo es que una sociedad comienza a desperezarse, saliendo de aquella siesta del «no hagamos nada», queriendo impulsar cambios.
No importa tan siquiera el año electoral que siempre trae disputas.
Que el almanaque eleccionario no detenga los que tenemos que hacer.
Nadie detiene el futuro, menos cuando un pueblo esta decidido a avanzar, en ese avance hay obstáculos que se deberán dejar a un costado, las discusiones ideológicas interminables, las «grietas» que dividen, los que silban un intendente en la oscuridad aprovechando una jornada de la Memoria, que pertenece a todos y no a grupos en especial, los negadores, los que se compran sus propios relatos, los distraídos que marchan por la democracia en la Argentina y hacen mutis por el foro ante dictaduras como en la Venezuela actual, los que se erigen en jueces de los demás o pretenden ser dueños de las voces de la República, los que usan la descalificación por carecer de argumentos, las almas solitarias de la negatividad, todo esto existe en Necochea, son pequeñas minorías, pero existen.
Son los restos del un «no» que va quedando eclipsado ante la fuerza de los «si».