Por Horacio Castelli
Lo que está sucediendo con los docentes es una vergüenza. Parte de la sociedad intenta culparlos por el no inicio de las clases, mientras que los funcionarios bonaerenses año tras año, sin importar el color político se van de vacaciones en lugar de convocar a paritarias.
Encima este año los docentes tienen que tolerar que extraviados sociales se ofrezcan como voluntarios para reemplazarlos.
¡Cómo nos podemos considerar una sociedad seria si en su interior coexisten personajes tan delirantes!
Muchos padres, dejan al libre albedrío a sus hijos los meses de escolaridad, y luego salen desesperados a buscar soluciones en los docentes particulares.
Los docentes además son madres, padres, hermanos y tíos. Sufren las mismas circunstancias que el resto e incluso tienen una carga extra. La de sostener afectiva y psicológicamente a sus alumnos.
Trabajan más que cualquier otra persona y no cobran horas extras, gran parte de su sueldo va destinado a comprar material escolar que muchas veces son entregados a los educandos, el gasto de movilidad también es un ítem que deben aportar los docentes.
Cada vez tienen más papeles que llenar y las exigencias didácticas y de actualizaciones pedagógicas son interminables.
Es el cargo laboral que más cursos de capacitación tiene y menos ascensos otorgan, además de las cargas emocionales que deben afrontar todos los días.
Quienes habla livianamente de la labor de los docentes no tienen la más mínima idea del desgaste psico-físico que implica esa tarea.
Si muchos padres acompañaran diariamente a sus hijos con las labores escolares, se darían cuenta de la importancia que reviste su labor y que mal pagado que están los docentes.
Desgraciadamente los sucesivos gobiernos han preferido otorgar aumentos inmediatos a las fuerzas de seguridad antes que a los maestros y profesores.
Si la educación estuviera en el máximo de importancia de las preocupaciones de los gobernantes habría menos problemas sociales y por ende de seguridad.
Y esto está comprobado enfáticamente en los países que hace 20 años decidieron otorgar el principal estatus a la educación y dejar de lado la represión.
Es decir, en lugar de ocultar los problemas debajo de la alfombra prefirieron sacarla del medio y poner al descubierto los verdaderos problemas.
Que un trabajador luche por su dignidad, por su presente y futuro, por poder trabajar con tranquilidad sabiendo la importancia que tiene su labor, con las personas que dirigirán el destino del país en el futuro, es meritorio y plausible de apoyo. No de críticas.
Críticas arteras y mentirosas que persiguen hostigamiento para que dejen de luchar por sus derechos.
La sociedad tiene demasiados compromisos no asumidos, como para mirar para otro lado. Nuestros docentes salen de la misma sociedad que los políticos.
Todos habitamos el mismo suelo, y no se puede desmerecer la labor de quienes todos los días, tienen que vivir realidades que los golpean fuertemente.
Los docentes han abrazado una labor digna, dura, pesada, que necesita el reconocimiento del resto de nosotros.
Nuestros docentes no piden nada más que los que les corresponde:
- Un sueldo digno.
- Un lugar de trabajo digno.
¿Les parece mucho?