Por Miguel Abálsamo
Hay diferentes formas de intentos de desestabilización.
Los hay clásicos, ya en el arcón de las antigüedades, desestabilización militar ante gobiernos democráticos, los hay sutilmente, casi desapercibidos para el ciudadano, como manera de corroer cimientos, típico del agua golpeando años sobre la misma roca, y los hay a través del rumor, lanzado a la calle por los interesados y repetidos por los imbéciles.
Ese es el negocio del rumor, que gane la calle, se reflexione escasamente una situación y se desparrame en una ciudad.
El distrito de Necochea va camino a su crecimiento, todo indica ese Necochea del «SI» haciéndose carne en nosotros después de tantas frustraciones, desencantos, desesperanzas.
¿Hay intentos desestabilizadores al crecimiento y desarrollo del distrito?
Si.
Estos quedan más que evidentes con sólo observar y vivir los últimos meses, donde pequeñas minorías que no se resignan ni adaptan a lo nuevo pretenden mantener sus statu quo con el objetivo central de que nada cambien, especialmente cuando ese cambio favorece a todos.
Ese estilo conservador individualista nos ha llevado a este presente, donde las potencialidades existentes, puerto, playa, agro… no se pueden plasmar en realidades concretas.
Los intentos desestabilizadores hoy aparecen más sofisticados, con la tecnología vigente, la utilización del face, el twitter, y los escondidos mediocres ejercen en la oscuridad esa enfermedad de la envidia, lanzando rumores que afectan lo más importante de una persona, su núcleo familiar.
Hoy, en Necochea el coro de mediocres en estos aspectos, merecerían una página en aquel libro digno de leerse «El Hombre mediocre», de José Ingenieros. Esas torpes lacras hundidos en las sombras, tratando de detener el crecimiento, colocar piedras en el camino del progreso, llenos de fracasos interiores que reemplazan por el agravio fácil y ese rumor que echan a correr entre la gente honesta que repiten como tontos para sus apetitos de destrucción.
No son atentados contra dirigentes, apuntando especialmente a los dos más importantes que tiene el distrito, el intendente doctor Facundo López y el líder sindical, Geronimo Venegas, tal vez por esa declaración de inferioridad que es la envidia, tal vez para continuar en la Necochea del «no», donde pocos disfrutan la de todos, tal vez realizada por sectores que ven disminuidos sus poderes de sociedades políticas enquistadas y sectores empresariales otrora privilegiados.
Lo concreto es que existe un proceso de desestabilización a la democracia, con el objetivo de impedir la unidad para el desarrollo, pretendiendo obstaculizar el futuro y paralizar el presente.
La desestabilización apunta a Facundo López y Venegas.
A los dos dirigentes más importantes rumores más fuertes.
Nada detiene el andar de los recolectores de basuras sociales.
Por suerte, la sociedad esta en otra cosa, reclamando con razón por lo que falta, sabiendo que podemos estar ante respuestas, esto queda claramente evidenciado en cuanta encuesta se realiza, donde las imágenes de López y Venegas son altamente positivas, como contragolpe de esos rumores la única verdad es la realidad.
Sin embargo nunca hay que descuidarse, atentos y vigilantes.
La desestabilización emocional cuando lanzan a la calle el estado de salud de Gerónimo Venegas, y los habitantes de los pantanos venden «pescado podrido»,como decimos en la jerga periodística, jugando con lo más preciado, la familia y la vida.
«Los muertos que vos matáis gozan de buena salud».
La desestabilización de la que viene siendo objeto el intendente doctor Facundo López, tratando de dañarlo en la comunidad, algo que toma con una sonrisa, responde con gestión y en tiempo libre con el deporte.
!!Cuidado!!!
Toda la sociedad debe defender la democracia y las instituciones, pensemos como pensemos, en veredas ideológicas parecidas o enfrentadas, hay un hilo en común, no permitir que perturbemos el futuro del distrito, dividiéndonos en mentiras, o en aquello… «mienten… mienten que algo queda».
No podemos permitir que quede nada, esta batalla debemos ganarla los que queremos primero la ciudad, alentando al positivismo que significa el diálogo de dos dirigentes, Venegas-López, a quienes pequeñas minorías quieren dividir para reinar, con sus negocios de siempre, con sus políticas de corto vuelo, es el momento de volar como las águilas y no arrastrarnos como serpiente.
Hay diversas maneras de desestabilizar, una de ellas es lanzar rumores sobre la salud y la vida íntima, algo que no debilita a aquellos que tienen entereza y por eso ocupan los lugares más relevantes políticamente hablando, sino que pretenden sembrar dudas, generalmente en la duda el ignorante afirma, el sabio reflexiona.
Estemos con ojos abiertos.
Miremos atentamente todo lo que viene pasando y fundamentalmente lo que puede suceder.
En la oscuridad los cobardes suelen simularse valientes.
No hay que descartar nuevas acciones atentatorias contra la democracia y el crecimiento de la ciudad.
¿Formas…?
Diversas. Instalando un rumor, escondidos en redes sociales sin nombres y apellidos, aprovechando los momentos, y no sería de descartar que pasen a la acción, a medida que se acerca la renovación legislativa que definirá mucho electoralmente hablando en el distrito.
La acción concreta, ante la desesperación de perder poder político o empresarial puede significar hechos que debemos investigar previamente para no llegar a padecerlos.
Pueden aparecer denuncias, raras situaciones, temas de salud, todo apuntando a la desestabilización.
Nada ni nadie detendrán el «si» de los ciudadanos dispuestos a cambiar el pasado, a salir de esa condena que venimos teniendo.
Lo que padecemos es el último estertor de minorías agonizantes que deambulan como fantasmas en nuestras calles camino a la extinción.
Esta muriendo lo viejo y estamos pariendo lo nuevo.