jueves, noviembre 28, 2024

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Sonia Braga, la eterna Doña Flor

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Hace 40 años nacía el mito de Sonia Braga, la eterna, cuando con solo 25 años la actriz brasileña fascinó con su papel en «Doña Flor y sus dos Maridos», el film que marcó época en el cine de ese país.

Más de 10 millones de personas pagaron su boleto, un record histórico de público en salas cinematográficas, para ver a Sonia Braga y José Wirker en la película ambientada en la Bahía de los años 40 del siglo pasado, narrada por el escritor Jorge Amado.

Pero el número espectadores puede ascender a unos 30 millones si se computan sus más de diez exhibiciones televisivas. Con su sensualidad espontánea, intrínseca, la actriz compuso el personaje escrito por Jorge Amado en el que una ama de casa viuda de Salvador de Bahia, se reencuentra entre sueños con su primer marido, el libertino Vadinho, interpretado por Wirker. Mientras delira con las fantasías sexuales con las que evoca a su antiguo marido-amante Doña Flor finge compostura ante su nuevo esposo, el pacato odontólogo Teodoro Madureira.

El erotismo secreto de la profesora de cocina Doña Flor fue leído por algunos críticos como una trasgresión que remitía a la sed de libertad de un Brasil oprimido por la dictadura militar de aquellos años. En 1976 el país era gobernado por los generales a los que nunca les resultó digerible la narrativa del escritor comunista Jorge Amado, ni los filmes irreverentes frente a las buenas costumbres. Con el éxito de taquilla y crítica de la película Sonia Braga comenzó a subir peldaños en el mercado mundial hasta que años más tarde se convertiría en la actriz brasileña más famosa en Hollywood y los festivales europeos, como lo confirmó este meses atrás con su paso por el Festival de Cannes, donde fue aplaudida por su papel en la película «Aquarius», la producción brasileña más premiada de los últimos años y al mismo tiempo la más polémica.

A mediados de los 80 Sonia ya era considerada por algunos como la Sofia Loren brasileña. Había conquistado definitivamente Hollywood con su paso por El Beso de la Mujer Araña, dirigida por el argentino Héctor Babenco, y protagonizada por William Hurt, en el papel de un homosexual preso bajo el régimen militar, actuación que le valió el Oscar de mejor actor en 1985. Dos años antes Sonia Braga había co-protagonizado «Gabriela», junto a Marcello Mastroianni, otra película inspirada en un libro de Jorge Amado. La historia ambientada en el Brasil de los terratenientes y caciques nordestinos, los «coroneles», tuvo menos éxito de taquilla que Doña Flor y la crítica no la trató muy bien. Eso sí, las historias en el set de filmación fueron muy comentadas.

Y no faltó alguna cronista que escribió sobre el nunca confirmado romance entre la diva brasileña y el mítico «Marcello». El caso es que por entonces Sonia ya era una celebridad impar en Brasil, donde como si fuera una Doña Flor verdadera , ella había tenido un romance real con el cantante Caetano Veloso y otro, nunca confirmado, con Mastroiani. Caetano quedó marcado para siempre por el vínculo con esa mujer a la que le dedicó el tema «Tigresa». Años más tarde, ya radicada en Nueva York, donde vive hasta hoy, la actriz mantuvo una larga relación con Robert Redford.

«Sonia es eterna» resumió el actor brasileño Nuno Leal tras verla actuar en «Aquarius». «Es la mujer más increíblemente sexy que produjo nuestro cine, y es inteligentísima, suave», sigue Leal quien ha trabajado varias veces con la estrella.

A los 65 años Sonia encarna, en la vida real, el papel de símbolo de los actores politizados inconformes con el gobierno del presidente Michel Temer, al que acusó de «golpista», nada menos que durante su paso por la alfombra roja de Cannes. Se dice que a Temer no le cayó en gracia el desplante de la actriz e hizo mover sus influencias para que «Aquarius» no fuera escogida como la película brasileña que disputará el Oscar a la mejor extranjera. (ANSA).