Luiz Inácio Lula da Silva fue uno de los grandes ausentes a la hora de votar en las elecciones municipales donde su agrupación, el Partido de los Trabajadores (PT), sufrió una derrota apabullante.
Ni Lula ni la expresidenta, la también petista, Dilma Rousseff, fueron a emitir sus sufragios en el balotaje de las elecciones municipales celebradas el pasado domingo.
Lula no lo hizo en San Bernardo do Campo, ciudad del cordón industrial de San Pablo, y Rousseff en Porto Alegre, capital del estado de Río Grande do Sul, ciudad que fuera considerada la capital «roja» de Brasil, luego de varios mandatos de alcaldes petistas.
El PT no pudo reelegir en estos comicios al 60% de los intendentes que habían vencido en los comicios municipales de 2012.
Fue especialmente simbólica la situación en San Bernardo do Campo, donde reside Lula, quien el pasado domingo desistió de votar pues el PT no logró pasar a la segunda vuelta.
Lula vive en San Bernardo do Campo desde la década de 1970 cuando se proyectó nacionalmente debido a las huelgas que condujo como titular del sindicato de los metalúrgicos, semillero de dirigentes del PT.
A partir del próximo primero de enero San Bernardo do Campo será gobernada por Orlando Morando, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), que el domingo triunfó con casi el 60% de los votos.
El socialdemócrata Morando sucederá en el cargo a Luiz Marinho, del PT, que es un apadrinado de Lula da Silva.
El PSDB, irreductible opositor del PT, fue el mayor vencedor de estos comicios realizados en más de 5.600 ciudades.
Por otra parte el PT no logró imponerse en ninguna de las grandes capitales brasileñas, donde vencieron candidatos conservadores.
En la ciudad más populosa, San Pablo, fue electo en primera vuelta, el empresario Joao Doria, del PSDB, quien prometió «llevarle flores a Lula» en caso de que sea preso por su vinculación en el escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras.
Por otra parte en Río de Janeiro, la segunda ciudad más importante del país, triunfó el domingo el también conservador pastor Marcello Crivella, del Partido Republicano Brasileño. (ANSA).
¿El pueblo se equivoca???