Por Iardena Stilman*
Mucho se habla en torno a la maternidad y a la lactancia. Parece ser que al ser hijos, hermanos o padres esto nos habilita a hablar sobre el tema y a aconsejar en cuanto vemos una mujer embarazada o con un bebé. Pero son muchos los mitos que circulan alrededor de este tema y que interfieren en la sana crianza de nuestros niños.
La idea de estas líneas, es desmitificar sólo algunos, ya que son tantos que no alcanzarían ni con todas las páginas de la revista.
En un momento de tanta vulnerabilidad y permeabilidad a la información como es el post parto y puerperio, los mitos que emiten las personas cercanas y el entorno pueden interferir en la autoestima y seguridad de la madre, así como entorpecer la construcción del nuevo vínculo. Por lo tanto, los mitos, en una sociedad como la nuestra en donde se ha perdido la cultura de amamantar, pueden generar dificultades graves.
Por culpa de diferentes factores, la cultura de amamantar que se iba transmitiendo de generación en generación, se ha ido perdiendo y hoy, gracias a los estudios que demuestran la indiscutible superioridad de la leche materna, hay quienes estamos intentando recuperar esa sabia cultura.
Uno de los top ten de los mitos dice que hay que amamantar 10 minutos de cada pecho cada tres horas (parece una prescripción de toma de antibióticos, no?).
Es fundamental entender que en el caso de un bebe recién nacido sano, el que regula la toma es él. O sea el famoso libre demanda. Es el bebé el que decide cuándo y cuánto necesita comer. De tal manera que no hay horario fijo, sin importar si es de día o de noche, ni de duración de la toma ni de tiempo transcurrido entre toma y toma. Como precaución, en un recién nacido, no deben pasar más de tres horas entre toma y toma.
Por favor no abandonen la nota ahora. Esto no es para siempre: la madre y el bebé se van regulando entre ellos a medida que se afianza el vínculo. Cuanto más toma el bebé y se vacía el pecho, más leche producirá la madre.
Cuando dejamos en el bebé la opción de pedir el pecho cuando lo necesite, conseguiremos que la relación oferta-demanda sea correcta. El bebé siempre va a tomar la cantidad que necesita y en el transcurso de las primeras semanas, el pecho de la madre irá regulando la cantidad de producción satisfaciendo esta necesidad.
Otros mitos que circulan con gran éxito son: mi mamá no pudo dar el pecho, así que yo tampoco voy a poder; cuanto más grande es el pecho más leche produce; y el famoso si tenés pechos pequeños, no vas a tener leche: “pobre bebe, se va a morir de hambre” (frase preferida de algunas suegras).
La realidad es muy distinta, todas las hembras mamíferas heredamos la capacidad de lactar. Nacemos anatomo- fisiológicamente perfectas para este fin. La incapacidad de lactar es accidental y se da muy pero muy rara vez.
El tamaño del pecho depende de la grasa y no de la glándula mamaria que es la productora de leche.
Las intervenciones tempranas de tetinas (chupetes y mamaderas por ejemplo) y la falta de contacto entre la mamá y el bebé, son las causas más comunes por las cuales una mama no llega a amamantar.
El famoso ¨no tiene leche¨ suele generarse al tratar de establecer rutinas en un recién nacido, poner al bebé en horarios establecidos y por tiempo determinado.
Otro de los vox populi, generalmente un preferido a la hora del llanto, es el de tenés mala leche porque el bebe tiene cólicos.
El sistema digestivo de los bebes es muy delicado por su inmadurez. Este es otro motivo por el cual la lactancia materna es tan importante. El sistema termina de madurar, en un bebe sano y nacido a término entre los tres meses y los seis meses. Por esto los bebes tienen cólicos, les produce dolor y lloran. La leche materna es mucho más liviana que la de formula, por lo que se digiere mejor y más rápidamente. El movimiento de succión, por otra parte, ayuda a eliminar los gases y la cercanía con el cuerpo de la madre, el calor de su cuerpo y el sonido de su corazón, calman al bebe en un momento de dolor y angustia.
Estos son solo algunos de los mitos que circulan en torno a la lactancia materna. El mejor consejo que les podemos dar es seguir y escuchar el instinto de madre y que frente a las dudas que surjan consultar a una especialista en lactancia.
*Coordinadora general de la Asociación C. Argentina de Puericultura