El 29 agosto del 1966 en el estadio Candlestick Park de San Francisco The Beatles tocaron el último concierto oficial de su increíble carrera.
El grupo volvió a tocar en vivo otra vez, el 30 de enero del 1969, en la legendaria actuación sobre el techo de Appel Records, en Saville Road 3, en el corazón de Londres, pero obviamente no se trató de una presentación formal.
Un año más tarde la aventura de los Beatles estaba terminada.
El tour estadounidense del 1966 había sido muy extenuante y lleno de tensiones: John, Paul, George e Ringo no daban más y estaban estresados por un ritmo de vida enloquecedor impuesto por el fenómeno de la «Beatlemanía». Las cosas no andaban bien también por las condiciones técnicas de sus conciertos: los cuatro tocaban dentro de los estadios usando sólo tres amplificadores.
En el escenario no se escuchaban entre ellos, los incesantes gritos del público tapaban la música. Este constante clima de histeria había demolido a los cuatro, sobre todo a John, que era el que estaba más harto de las manifestaciones de entusiasmo incondicionado de los «fans».
En los Estados Unidos había ocurrido por otra parte que grupos religiosos extremistas no le habían perdonado su broma sobre el hecho de que los Beatles eran más populares que Jesús Cristo. Y de nada sirvieron las aclaraciones de John sobre el sentido de esa frase.
El grupo tocó el 21 de agosto en Saint Louis. El concierto tuvo lugar bajo la lluvia y los cuatro estaban protegidos sólo por un techo de zinc ondulado: el riesgo de corto circuitos en el escenario era constante.
Los teloneros del concierto habían sido los Ronettes, el grupo vocal de «Be My Baby», producido por Phil Spector, quien luego tuvo a su cargo también «Let it Be» y algunos album solistas de Lennon, incluído «Imagine», y el primero de George Harrison, «All Things Must Pass».
Ese día en San Francisco los Beatles subieron al escenario a las 21.27 y tocaron frente a 25 mil y tocaron por media hora un total de 11 temas: «Rock And Roll Music», «She’s a woman» , «If I Needed Someone» , «Day Tripper» , «Baby’s In Black» , «I Feel Fine» , «Yesterday», «I Wanna Be Your Man» , «Nowhere Man» , «Paperback Writer» e «Long Tall Sally».
Al día siguiente regresaron a la mansión que tenían alquilada en Beverly Hills y el 31 se embarcaron para Londres.
Fue en ese concierto que Paul aceptó la idea de ponerle punto final a los conciertos.
La decisión tenía en realidad razones más profundas que el cansancio por cómo se realizaban los conciertos y por la locura generada por la «Beatlemanía».
No hay que olvidar que el 5 de agosto había salido «Revolver», uno de los albums más importantes en la historia de la música, con un nivel técnico y diversas intuiciones que en esa época no era posible reproducir durante un concierto «live».
En otras palabras, el tema de terminar con los conciertos coincidió con el hecho que los cuatro decidieron convertir al estudio de grabación en el terreno clave en el que experimentar sus ideas y proyectos. Y de hecho hay una enorme diferencia entre las 11 canciones que tocaron ese día en el Candlestick Park de San Francisco y la música e «Revolver», sin contar el nivel y la belleza e los album sucesivos.
En otras palabra, ya en ese 29 de agosto del ’66 los Beatles tenían en su cabeza otros sonidos y horizontes que iban mucho más allá de esos conciertos caóticos, y en el fondo fríos, que se habian convertido en una jaula para el talento del grupo que había comenzado a escribir la música del futuro. (ANSA).