lunes, noviembre 25, 2024

Castelli, Locales, Opinión

Los que se creen dueños de la verdad

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Por Horacio Castelli

La corporación periodística en Necochea estuvo a pleno para repudiar las supuestas expresiones agresivas de una docente. Incluso algunos se autocalifican de “profesionales” e “independientes”.

Este año cumplo 35 años como comunicador social y cada vez me dan más pena los “periodistas profesionales” que se creen dueños de la verdad, la democracia y se constituyen en jueces y fiscales de la sociedad.

El rol de informar sobre los acontecimientos y analizarlos desde una visión periodística se ha ido tergiversando con el tiempo y se han convertido en respondedores de supuestos ataques a la libertad de expresión, que “dicen defender”, pero que intentan impedir que otros ciudadanos la ejerzan.

Si el lugar y el momento fue o no el adecuado para expresar sus pensamientos por parte de la docente, es una discusión que se puede dar, pero sin perder de vista que quién expresa esas palabras debe lidiar todos los días con situaciones más que complejas y lo que dijo no se lo contaron, lo vive cotidianamente.

Cuando los docentes, auxiliares, autoridades, alumnos y padres se quejan en las condiciones en que deben trabajar y estudiar, algunos no se rasgan las vestiduras con tanto ahínco.

Muchos “periodistas profesionales” corren a buscar a las autoridades del área para que les informen si esto es verdad. Casi ninguno va a comprobar la realidad de las denuncias.

Otro tema controversial y peligroso que esgrimen los “periodistas profesionales”, es descalificar a un ciudadano porque tiene una supuesta pertenencia política, que no es el caso de Silvina. La docente no es K. Y si así lo fuera, por qué hay que estigmatizarla?

Dan mucha lástima quienes se creen con el derecho de juzgar a los demás, poniéndose por encima de todos, repartiendo sentencias.

Una actitud muy desagradable que además está potenciada por una lamentable corporación que actúa sin análisis, descalificando todo lo que presuponga un ataque a la libertad de expresión, aunque se esté cercenando la libertad de los demás a opinar sobre los “periodistas profesionales”.