El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, telefoneó el sábado a su homólogo ruso, Vladímir Putin, para seguir explorando las perspectivas de una solución a la guerra en Siria.
La llamada telefónica se produce en pleno deterioro de las relaciones entre Rusia y Occidente, escenificado en la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde Moscú alertó del riesgo de una nueva guerra fría. Los dos mandatarios coincidieron no obstante en mantener los esfuerzos para alcanzar un alto el fuego en el país árabe y abrir paso a la ayuda humanitaria.
Las versiones difundidas este domingo por el Kremlin y la Casa Blanca sobre la conversación mantenida entre Obama y Putin hicieron sin embargo hincapié en puntos muy diferentes. Según un comunicado de la oficina presidencial rusa, Putin subrayó durante la charla la importancia de “crear un frente antiterrorista único renunciando a los dobles patrones”.
Un mes atrás, durante la conversación mantenida el 13 de enero entre ambos líderes, el presidente ruso ya había propuesto la formación de un frente único, pero no se llegó a ningún acuerdo y desde entonces no había habido progreso en este sentido. Washington no hizo ninguna mención a la propuesta en su nota.
“Ambas partes han valorado positivamente los resultados de la reunión del Grupo Internacional de Apoyo a Siria celebrada en Múnich los días 11-12 de febrero, que confirmó los principios y puntos de la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU en lo que se refiere tanto a los aspectos humanitarios y elaboración de un alto el fuego como a las cuestiones para contribuir al comienzo de un proceso político real”, comunicó en la nota del Kremlin.
Durante el intercambio de opiniones, siempre según Moscú, se destacó la necesidad de establecer estrechos contactos entre los representantes de los ministerios de Defensa de Rusia y EE UU, con el fin de conducir una lucha planificada y exitosa contra el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) y otras organizaciones terroristas. No está claro hasta qué punto esta aseveración de la nota rusa significa una coordinación real de las acciones militares a realizar por ambos países en Siria.
La nota de la Casa Blanca, con un lenguaje frío, se limitó a señalar que ambos presidentes acordaron que sus países seguirán en comunicación acerca del “importante trabajo” del llamado Grupo Internacional de Apoyo a Siria. Washington manifestó que durante la llamada telefónica, Obama trasladó a su homólogo ruso la “importancia” de llegar al cese de las hostilidades al que se comprometieron el viernes en Múnich, abrir acceso a la asistencia humanitaria en las zonas más golpeadas del país, pero sobre todo la necesidad “de que ahora Rusia desempeñe un papel constructivo cesando su campaña aérea contra fuerzas opositoras moderadas en Siria”.
La de EE UU no es una reclamación nueva, la hacen todos los funcionarios estadounidenses cuando hablan de Siria, pero llega en un momento crucial: en plena ofensiva del Ejército sirio —respaldado por los bombardeos rusos a facciones insurgentes— en la ciudad de Alepo, la mayor del país y en la que podría ser la victoria militar más relevante del régimen de Bachar el Asad en los casi cinco años de guerra civil.
Cumplimiento de Minsk
Moscú, estrecho aliado de Damasco, insiste desde que inició su campaña aérea en que ataca sólo posiciones del ISIS y otros grupos yihadistas anti-Asad como el Frente Al Nusra. Pero la coalición que lidera EE UU, que ataca al ISIS, alega que la mayoría de los bombardeos rusos golpean a grupos opositores moderados. La ofensiva de Moscú ha ayudado al régimen a avanzar en el norte, oeste y sur del país.
Además del problema sirio, los jefes de Estado analizaron la situación en Ucrania. Putin manifestó en este sentido sus esperanzas de que las autoridades de Kiev den por fin pasos concretos para cumplir pronto sus compromisos, incluido el de establecer un diálogo directo con Donetsk y Lugansk, la amnistía a los combatientes, el estatus especial para esas zonas y la reforma constitucional. Todos estos puntos fueron recogidos en su tiempo en los acuerdos de paz de Minsk.
La irrupción de Rusia en el tablero sirio la ha colocado en el centro de los intentos de hallar una solución diplomática al conflicto, que se ha cobrado más de 250.000 vidas. Tras un año y medio tratando de aislar internacionalmente a Rusia por sus injerencias en Ucrania —en la llamada, Obama urgió a Putin a respetar el alto el fuego en el este del país—, EE UU se ha visto forzado a dialogar con Moscú sobre Siria.
FUENTE: EL PAÍS