Los iraníes salieron a las calles de diferentes ciudades del país para demostrar su rechazo ante la decisión que tomaron desde Riad de ejecutar al líder religioso Nimr Baqir al Nimr. Incluso tiraron cócteles molotov e incendiaron parte de la embajada del país saudí.
Además el líder supremo iraní, Alí Jamenei, también ha condenado su ejecución:
“Esto es un crimen, es un gran crimen y es un error porque estoy seguro de que su sangre llegará hasta Arabia Saudí”.
Esta situación empeora las relaciones entre el Gobierno de Irán, mayoritariamente chií y Arabia Saudí, de mayoría suní y rival en las guerras que se están desarrollando en la región.
Pero no sólo en Teherán sino que en el propio país donde fue ejecutado el clérigo muchas personas salieron a la calle, sobre todo en la ciudad de Al Qatif, de mayoría chií.
Y Europa no se quedó atrás.
Francia condena la acción de los saudíes y pide al resto de líderes regionales que eviten que la tensión se incremente.
Por otro lado, la oposición alemana pide a Angel Merkel que rompa la alianza que mantiene con Arabia Saudí.
El líder fue condenado a pena de muerte por desobedecer a las autoridades e incitar a la violencia sectaria.