Por Horacio Castelli
Muchas veces hemos escuchado que la función pública es muy complicada y que quien ingresa a la misma tiene poco margen de acción y no es así.
El funcionario que aplica las leyes, las reglamentaciones existentes y los convenios firmados por el estado con los privados, sin hacer interpretaciones antojadizas o dudosas, no tiene ningún problema y todo es muy sencillo.
El ocultamiento de la información, es el primer paso para que la ciudadanía descrea de su labor y todo entre en una nebulosa.
La transparencia de los actos públicos despeja dudas, facilita la labor del funcionario e impide que cualquier actor privado intente sacar ventajas.
Si nos referimos específicamente a las concesiones y cesiones de espacios públicos, para que lo gestionen los privados, la información debe ser aún más clara, permanente y transparente.
¿Por qué? Muy sencillo. Las concesiones y cesiones siempre se realizan en espacios públicos y pertenecen a toda la comunidad; y todos los habitantes, cumpliendo los requisitos exigibles legalmente, pueden acceder a administrarlos.
Por lo tanto, la primera señal de transparencia es informar, transmitir y hacerlo en lugares amplios y públicos las aperturas de los sobres en las distintas licitaciones que se realicen.
Luego, una vez otorgada la concesión o cesión de un espacio público, el respectivo expediente siempre debe estar a disposición de cualquier ciudadano que lo solicite para leerlo y analizarlo.
Por supuesto que los convenios firmados deben ser publicados en la página Web del Municipio para que se puedan seguir el cumplimiento de las obligaciones por parte de los empresarios y de los funcionarios responsables de hacerlos cumplir.
El control ciudadano a través de una gestión transparente, permite anular cualquier acción espuria o ilegal por cualquiera de las partes interesadas. Además, cuando por razones de fuerza mayor como accidentes naturales, problemas climáticos, situaciones macroeconómicas o cualquier motivo que no sea responsabilidad directa del empresario no se pueda cumplir con lo estipulado, esto puede ser aceptado sin mayores conflictos por el conjunto de la ciudadanía.
Transparencia es la palabra exacta que anula cualquier actitud irresponsable de las partes involucradas en las relaciones entre lo público y lo privado.
Los funcionarios son meros administradores de los bienes que pertenecen a toda la comunidad, no son dueños ni siquiera de sus propias decisiones, porque las decisiones deben ser tomadas en el marco de las leyes y reglamentaciones vigentes.
Por último, ningún funcionario puede utilizar su puesto para favorecerse personalmente más allá de la satisfacción del deber bien cumplido y los honorarios que le corresponden legalmente.
Como podrán observar, ser funcionario público es muy fácil si las cosas se hacen de forma transparente.
Dos cosas le deseo: ¡ánimo y suerte!