Por Juan Alberto Poteca
La esperamos todo el año y se fue en tres horas. Así de fugaz transcurre la Fiesta del Deporte. Lleva todo un año su preparación y de golpe se nos va volando. El año es transitado por nuestros deportistas con sus logros y traspiés.
Entrenamientos y competencias, van completando un extenso calendario seguido por nosotros, los responsables de cubrir esos pasos. Y crea amigo, que de esa manera es como se va armando esta fiesta, que a la hora de su concreción como tal, se esfuma rápidamente.
No nos damos cuenta, pero cada edición que pasa, en ese nuevo capítulo que cerramos, también se va yendo un poquito de nosotros. Por supuesto, que ya en la despedida de la gran velada, estamos pensando en la siguiente y ahí están dadas las nuevas fuerzas, los nuevos bríos, para encarar sin dudas la próxima. Y la melancolía de la etapa superada, se reemplaza de inmediato por la fuerza que nos imprime el nuevo desafío.
Los aplausos que se llevaron los ganadores y el reconocimiento para aquellos que pugnaron por el premio «Puente Colgante», fueron el sonido más profundo y agradable, que nuestros oídos pudieron escuchar.
Hubo gente feliz por la premiación obtenida, otros quizás frustrados y otros, conformes por el solo hecho de haber estado en la consideración de la distinción. Las menciones, reconocimientos y las presencias de figuras locales destacadas de todos los tiempos y las visitas estelares, a las que siempre en el Círculo acostumbramos a presentar a nuestros vecinos, siguen haciendo de la noche de la entrega de los premios » Puente Colgante», una noche única, es la fiesta inolvidable.
En lo estrictamente personal, debo confesar que tantos abrazos, besos y cariños transmitidos, me hicieron aflojar a cada rato.
Cuánta gente del deporte que me recordó su primer reportaje ante un periodista. Que les prestaron atención a mis comentarios o que, durante tantos años, han esperado el horario de la audición de radio y los programas en la televisión.
Cuántos que se iniciaron, cuando también comenzábamos en nuestra profesión y transitamos así un camino juntos.
Cuántos jóvenes, que, apenas iniciados hoy, pese a la diferencia generacional, me hacen sentir tan joven y vital como ellos. Todo eso lo pudo y lo puede el deporte. Toda esa fuerza es la que me ayuda a seguir en la brecha, a no claudicar, a poner más ganas y convencerme que siempre tenemos mucho más para dar.
Ya está, ya pasó todo rápido. Fue fugaz este momento, pero para nosotros, la Gran Fiesta Del Deporte, se vive en cada reunión, en cada competencia, a cada momento. Me atrevo a decir, que estamos de fiesta todo el año. Abrazo para todos y enormes gracias a todos.