Por Elio Brailovsky
Quiero compartir con ustedes esta nueva campaña que organiza la ONG Bios Argentina. Mientras las autoridades insisten en que el plaguicida más usado del país es inocuo, la gente de Bios ha encontrado glifosato en orina humana. No debería estar allí.
También hicieron hace un tiempo un relevamiento y encontraron plaguicidas en la sangre de personas que no trabajan con estas sustancias, pero que las incorporan en la comida.
Como en todas las cuestiones ambientales, es necesario preguntarse cómo funcionan los mecanismos de control.
¿Quién controla si hay plaguicidas en sangre, orina y leche materna humanas? Nadie.
¿Quién controla si hay plaguicidas en agua potable, en el suelo y los alimentos? Nadie.
¿Quién controla sus consecuencias sobre la salud? Nadie.
La contaminación, como cualquier otro acto criminal, necesita de protección institucional para mantener su impunidad.
La diferencia es que todo el mundo conoce las implicancias de otros actos criminales como el narcotráfico o la trata de personas, y hay un rechazo de la sociedad hacia quienes los ejecutan o hacia sus protectores.
En cambio, los contaminadores están protegidos por la desinformación generalizada. No se prometen medidas contra la contaminación en la vorágine preelectoral. Sorprende lo poco que saben los médicos de toxicología ambiental, y también lo poco que saben los agrónomos, los químicos y los ingenieros de las sustancias que utilizan o aplican.
¿Acaso no se habla de estas cosas en las Universidades? Se tratan sólo en estudios de posgrado, destinados a muy pocas personas. Para la gran mayoría de los graduados universitarios, sobre estos temas hay un ominoso silencio, muy parecido al que había en las Universidades sobre la sexualidad antes de Freud.
Paradójicamente, nunca antes existió tanta información pero nunca se utilizó tan poco la enorme cantidad de información existente.
La Contaminación, Una Larga Sombra
Para ayudar a superar ese silencio estamos organizando un curso virtual sobre la contaminación, a cargo de la profesora Adriana Anzolín, que desarrollaremos entre agosto y noviembre.
Hay una ignorancia interesada en la mayor parte de los mensajes que recibimos sobre este tema. Hasta hace unos años, las empresas de tabaco pagaban a profesionales para que adulteraran los datos científicos y así “demostraran” que la nicotina no es adictiva y el cigarrillo no causa cáncer. Hoy tratan de hacernos creer que los plaguicidas son inocuos y que la civilización del automóvil no está cambiando el clima.
Como una sombra, la contaminación nos ha estado pisando los talones desde épocas inmemoriales. El primer rostro con que ella se corporizó fueron los restos alimenticios y excrementos, que dejábamos atrás nuestro durante miles de años de vida trashumante. Con el transcurso de la historia humana, esta sombra se fue agigantando y adquiriendo tantos rostros que, a algunos de ellos, aún no somos capaces de reconocerlos. En muchos aspectos podemos decir que ella nos ha alcanzado y, como una enorme oscuridad, nos envuelve.
En este curso vamos a tratar a la contaminación, como el resultado de una interacción sociedad-naturaleza mal resuelta. La forma en que cada sociedad obtiene determinados recursos naturales, cómo los procesa, los usa y los desecha y también el tipo y la cantidad de residuos que generan esos procesos están estrechamente relacionados con el problema. Es decir que existen muchas variables en juego, siendo las relacionadas con la tecnología las más obvias. En este curso evitaremos darle sólo esa mirada, muy común en cursos de esta temática. Por el contrario, nuestro curso parte de la premisa de que la contaminación, como todo problema ambiental, demanda una mirada holística según la cual se debe establecer la correspondencia entre las causas y consecuencias de los problemas ambientales, determinar quiénes se benefician o perjudican con esas situaciones y observar el marco histórico en que se producen.
Por tanto, veremos, además de los tecnológicos, los aspectos históricos, sociales, económicos y culturales que atraviesan la cuestión.
Metodología Del Curso Virtual
El curso se dicta por Internet en forma combinada por correo electrónico y campus virtual. Los cursantes recibirán por e-mail el aviso del contenido de cada uno de los 6 módulos cada 15 días según cronograma, las que a su vez irán estando disponibles en el campus virtual al que se accederá mediante una clave personalizada. La gran cantidad de material del curso hace imposible su envío por correo electrónico.
Cada uno de los módulos se compone de:
– Una clase con desarrollo original del tema, preparada por la Lic. Adriana Anzolín.
– Material multimedia, en imágenes y videos que sirve como apoyo didáctico.
– Bibliografía complementaria para quienes deseen profundizar el tema tratado.
Dicho material se abre a discusión en el Campus Virtual para opiniones, preguntas y aportes de todos los participantes.
El campus virtual funciona como una página web, en la cual, además de leer, consultar y bajar el material bibliográfico y multimedia, existen espacios interactivos, que permiten el diálogo entre docentes y estudiantes y de los estudiantes entre sí.
RENACE INFORMA
RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA de la Argentina
8 de julio 2015
Campaña FUERA DEL TARRO
BIOS Argentina
Detección de glifosato en orina humana
En Junio de 2013, análisis realizados por Amigos de la Tierra España, demostraban la presencia de glifosato en la población. Los análisis revelaron que el 45% de las muestras de orina lo contenían. Fue el primer estudio que se hizo en Europa para comprobar la presencia del herbicida glifosato en personas. Todos los participantes fueron voluntarios y vivían en ciudades sin haber estado en contacto directo con el producto[1].
BIOS SE PREGUNTÓ: QUÉ PASARÁ EN MAR DEL PLATA?
Esta campaña de BIOS, continuación de la campaña MALA SANGRE, llevó año y medio de trabajo, ya que no existían en el país los equipos necesarios para realizar estas determinaciones.
Finalmente, hemos logrado realizar las primeras determinaciones a un menú de una decena de voluntarios no expuestos (personas que vivimos en la ciudad y no consumimos soja) y a voluntarios que viven en las cercanías a zonas agrícolas. Nuestra esperanza era que nuestros resultados iban a ser tranquilizadores. Pero no.
RESULTADOS:
Presencia de Glifosato en orina: 70% de las muestras
Presencia de AMPA en orina: 70% de las muestras
Un solo paciente de los muestreados (10%) dio negativo para ambos analitos.
Podemos lograr que se alejen las aplicaciones de agrotóxicos de las casas… pero, ¿podemos impedir la lluvia? ¿podemos impedir la residualidad en los alimentos?
El Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA – UNLP) ha producido en 2014 (con la firma de los Dres. Lucas Alonso, Alicia Ronco y Damián Marino) un trabajo de investigación que demuestra que estas sustancias también evaporan y caen, luego, con las lluvias. Es decir, llueven agrotóxicos. El objetivo de aquél trabajo consistió en estudiar los niveles en aguas de lluvia en núcleos poblacionales urbanos y periurbanos de la Región Pampeana. Se realizaron muestreos de los eventos de lluvia desde Octubre de 2012 a Abril de 2014 en provincia de Bs. As. Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. El glifosato fue el herbicida más detectado con 90% de resultados positivos. Estos resultados son los primeros medidos para Argentina y aportan información respecto a una de las contribuciones atmosféricas en cuencas hídricas y poblaciones urbanas para este tipo de compuestos.
Recordemos que con BIOS hemos analizado en nuestras campañas sólo un puñado de sustancias. Pero en la vida real se usan cientos de diferentes sustancias base y formulados. Esto quiere decir que probablemente recibimos lluvia (que cae en los aljibes, cursos de agua, techos, gentes, etc.) con cócteles de muchas cosas todas juntas. El viejo concepto de que “la dosis hace el veneno” (Paracelso), no funciona en estas sustancias, puesto que muchas de ellas son acumulativas y porque las dosis bajas pero reiteradas producen efectos irreversibles.
Las sustancias producidas por la química de síntesis tienen la mala costumbre de poder combinarse y sinergizarse. Esto es, moléculas que solas eran relativamente inocuas, combinadas pueden resultar tóxicas. Y hasta provocar ciertos efectos que son más intensos a bajas dosis que a altas. Además, estas sustancias impactan de modo diferente en los diversos estadios del desarrollo: su presencia en el período de gestación, o en un niño en crecimiento, o en un adolescente en desarrollo genera efectos dispares. Lo mismo en un anciano o en una persona mal nutrida.
Una persona expuesta a agrotóxicos de modo cotidiano, es más proclive a enfermar.
Ya demostramos que llevamos agrotóxicos en la sangre, que están en los vegetales, la UNLP demuestra que están en la lluvia, y ahora, demostramos que también, aun sin acercarnos a ellos, los recibimos a traves del agua, la lluvia, la comida, y los hallamos en la orina.
¿Qué esperamos para cambiar el modelo de producción de alimentos?
No es ingenuo que:
– Nunca antes se hayan hecho este tipo de mediciones.
– Que su detección en el cuerpo humano no aparezca en los grandes medios.
– Que ninguna agencia de salud del gobierno o laboratorio de las corporaciones químicas haya hecho mediciones de residualidad en sangre u orina.
– Que no se vean representantes de salud en las mesas de discusión para la adecuación de las normas que regulan estas sustancias.
– Que nunca se haya contemplado para las reglamentaciones que las rigen los efectos subagudos y crónicos.
Y varios otros “Que…”
Pero si: también en la lluvia. Y ahora además, si: también en la orina.
Lic. Silvana Buján silvanabujan@yahoo.com.ar
(0223) 479-2474
(0223) 155019937
BIOS – RENACE – GAIA – IPEN – Coalición Ciudadana Antiincineración