Así lo anticiparon la Fiscalía y la querella, que pondrá enfásis en la figura legal de alevosía, luego de que el perito psiquiatra afirmara que Julio Aldecoa “tenía pleno control de sus acciones”.
A una semana de iniciado el juicio contra Julio César Aldecoa, acusado de matar de cuatro disparos de una carabina calibre 22 al intendente Hugo César Rodríguez en 2013, la Fiscalía y la querella entienden que durante el período de declaración de los testigos quedó firme la hipótesis en la que se apoyó toda la etapa de investigación del resonante caso.
Aunque para las próximas audiencias de esta semana, aún en etapa de presentación de pruebas, la defensora de Aldecoa, Daniela Cangiano, no descarta que el propio imputado declare ante los jueces; Analía Duarte, representante del Ministerio Público Fiscal y Armando Zelaya, abogado de la particular damnificada -la esposa de Rodríguez- ya avisaron que solicitarán la pena de prisión perpetua para el exdirector del Galpón Vial de la Municipalidad de Lobería.
Además de estar acusado de asesinar al intendente, a quien ya fallecido le aplicó cinco hachazos en el cráneo; Aldecoa quedó imputado por el otro crimen: quitarle la vida a Héctor Edgardo Álvarez, director del Taller Protegido de Lobería, que caminaba junto al jefe comunal en el momento del hecho pero que era alguien totalmente ajeno a la disputa personal que mantenía el acusado con el entonces titular del Ejecutivo local. Álvarez recibió dos proyectiles del arma de fuego que manipulaba el ex funcionario comunal.
En el juicio que se lleva adelante en la sala del Tribunal Criminal Nº de Necochea se escucharán esta semana los alegatos. Al respecto, Zelaya aseguró en diálogo con Ecos Diarios que pondrá énfasis en la figura legal de la “alevosía” y anticipó que rechazará la estrategia de la defensa del imputado, que refirió a una presunta “inimputabilidad”, entendida como la “incapacidad de culpabilidad en sentido estricto”.
Para Zelaya, el testimonio brindado por el perito psiquiatra Rodolfo Kurz, fue claro y contundente: “el agresor tenía pleno control de sus acciones”.