lunes, noviembre 25, 2024

Justicia, Locales

QUEQUÉN: Muerte dudosa en Comisaría

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Ya pasaron dos meses. Volvemos a pronunciarnos y responsabilizamos al accionar policial por la muerte de un pibe de nuestros barrios, ya pasó la feria judicial y ahora exigimos que se avance en el esclarecimiento del hecho. No olvidamos, no podemos dejar que la policía siga actuando impunemente y se cargue la vida de nuestros/as pibes/as. Exigimos que se avance con la investigación y se castigue a los culpables.

Por todo esto, el viernes 6 de febrero convocamos a una marcha a las 17:30hs en la fiscalía (75 entre 8 y 10, Necochea) para luego terminar en un festival antirrepresivo en el Museo Histórico Regional (10 y 93).

Esperamos la presencia de todos/as y se agradece la difusión.

A continuación reproducimos el comunicado elaborado al mes de la muerte de Noa.

Por Noa y todos: Fuera la policía de nuestros barrios

Nuevamente la policía es responsable de la muerte de un pibe de nuestros barrios, esta vez le tocó a Michel Suárez.

El 6 de diciembre de 2014, Noa, como le decían sus familiares y amigos, apareció muerto en la comisaría 2da de Quequén. Había sido aprehendido horas antes, tras ser inmediatamente señalado como responsable de los daños ocasionados sobre la vidriera de un local del Partido Fe, encabezado por Gerónimo Momo Venegas. Existen muy pocos datos concretos sobre el caso, datos que se contradicen y que no logran concordar con los hechos… evidentemente algo huele mal en Necochea y debe remarcarse que la Policía otra vez está involucrada.

La explicación oficial que da la policía es que Noa se suicidó colgándose con los cordones de la malla dentro del “locutorio” de la dependencia policial. Hipótesis que claramente deja muchos baches: ¿no es de rutina sacar los cordones a los aprehendidos? ¿Qué hacía Noa en el “locutorio”, cuando el procedimiento que conllevaba su aprehensión no ameritaba que fuera retenido allí? ¿Dónde estaba la persona que tenía la función de controlarlo? Sumado a estos interrogantes, se plantea que la contextura física de Noa y la altura de donde supuestamente se colgó, no concuerdan con la posibilidad de un deceso producto de asfixia por rotura de cervicales. Además, el cuerpo de Noa fue entregado a su familia con varios golpes (se puede observar un desplazamiento de cráneo en la altura del ojo derecho y diversas contusiones en el resto del cuerpo, lesiones claramente visibles en el testimonio filmográfico presentado por la familia), ¿Los mismos fueron anteriores a la muerte de Noa? ¿En qué circunstancias se produjeron?

Hasta ahora no existe ninguna explicación oficial, sólo el comisario Guillermo Farías, responsable del lugar del hecho, se refirió a la causa y descartó la existencia de golpes por no encontrarse reflejados en la autopsia que, por cierto, es de dudosa profesionalidad. Son muchos los puntos flacos y ante esta versión, que podemos presentar como ingenua, la policía sin embargo no queda exenta de responsabilidad: un pibe más se murió bajo supervisión policial.

Considerando los hechos ya descriptos, creemos que se abren dos posibilidades, ninguna descartada ni confirmada por el momento: La primera es que las lesiones podrían haber sido producto del accionar de los funcionarios (cabe destacar que la comisaría 2da de Quequén cuenta con un grave prontuario que incluye antecedentes de violencia institucional). Ahora, si por el contrario Noa ingresó a la comisaría con las heridas provocadas con anterioridad, esto convierte a la policía en cómplice, la pregunta es de quién.

Por otro lado, el procedimiento judicial deja mucho que desear. Hasta ahora, el accionar de la Fiscalía en lugar de apuntar a esclarecer el hecho, ha generado muchas dudas en cuanto a su intencionalidad. La primera irregularidad radica en que la encargada de realizar la investigación de la causa de muerte y de recolectar pruebas en el lugar del hecho fue la propia policía, parte implicada en la muerte de Noa y que, por lo tanto, debería haber sido desplazada de esta función. La segunda irregularidad consiste en la poca disposición judicial para cooperar con la familia de Noa, negándole el acceso a la causa, y llevándolos al desconocimiento de las pruebas con las que se cuenta y del estado del expediente.

¿Por qué él? Según dichos de familiares y amigos, era hostigado por la policía cada vez que se topaba con un móvil, impidiendo que lleve una vida común y corriente, en la que caminar por la calle no representa una amenaza para un pibe de barrio.

Hasta acá, reflejamos los datos con que se cuenta y las muchas sospechas que despierta la muerte de Noa. No somos tan crédulos como para dar por sentada la versión del suicidio. Tenemos la certeza de que hoy le tocó a Noa, pero no se trata de un caso aislado. En Necochea existen antecedentes de violencia policial y gatillo fácil, como son el caso de Saúl Canessa, Gastón Díaz o Romina Benavidez, entre otros tantos. Hablamos de un sistema que está podrido desde la raíz, la maldita policía es causa del problema y no de la solución. Más policía en las calles representa mayor inseguridad, porque es la que recluta mano de obra descartable de los barrios más humildes para el robo y hostiga a quienes se niegan a trabajar para ella o simplemente “poseen carnet de pobre”, porque no es un policía que se equivocó o se excedió, no es un policía descarriado. Es toda la institución.

Sabemos que existe responsabilidad policial en el caso de Noa y que es necesario esclarecer lo sucedido, sabemos que el sistema está hecho para que todo termine en el olvido y los responsables vuelan a patrullar por las calles, pero también sabemos que sólo mediante la presión popular y la continua movilización vamos a obligar a la justicia a actuar como debe para no permitir que se sigan matando pibes de nuestros barrios y terminar con la impunidad. Así nos lo demuestran los casos de Luciano Arruga, Kiki Lezcano y muchos otros pibes víctimas de este accionar perverso.

¡Lucha y organización es la consigna!

¡Ni un pibe menos!