Representantes de los países miembro expresaron su «pleno apoyo a una solución que busque facilitar el proceso de reestructuración de la deuda soberana Argentina». Fue tras las exposiciones de Kicillof, Timerman y el secretario general del organismo.
En la vigésima octava reunión de consulta de ministros de Relaciones Exteriores llevada adelante hoy en Washington, en la sede de la OEA, los cancilleres, ministros de otras carteras y representantes de los países miembro de organismo, expresaron además su «pleno apoyo al logro de una solución que busque facilitar el amplio proceso de reestructuración de la deuda soberana argentina».
El documento, que no fue acompañado por Canadá, contó además con una nota al «pie de página» agregada a solicitud de la representación de Estados Unidos en la que el país del norte manifestó «que no puede dar apoyo a la declaración y hace notar que el tema sigue su curso en el proceso judicial estadounidense».
Ante esto, Timerman agradeció primero a los países de América Latina y el Caribe, por su «amplio y explícito respaldo» y, luego, aseveró que lamentaba «profundamente» la decisión de Canadá y Estados Unidos «porque considero que esta es una declaración balanceada, que lo único que pide es que las negociaciones sean justas, que se permita el pago a los acreedores».
El canciller dijo que lamenta esa decisión, además, porque «justamente los Estados Unidos, año tras año nos inunda con informes sobre la situación doméstica en nuestros países», pero «cuando aquí en la OEA tratamos de hablar de un problema que tiene Argentina con los fondos buitre, causado por una decisión judicial que puede llevar a la Argentina a una situación muy complicada, Estados Unidos no acompaña el consenso de la región».
Por su parte, el ministro de Economía, Axel Kicillof, subrayó luego en conferencia de prensa, el «contundente apoyo» dado por la región, lo que «habla de la importancia sistémica del caso, de que una decisión de un juez no puede poner en colapso lo que es la modalidad estándar de reestructuración».
Así, «el dato relevante de hoy es la contundente determinación de todos los países de colaborar con algo que es un problema que excede a Argentina y que deja muy aislado a los fondos buitre y a aquellos que piensan que es un tema menor, de un país, y que no tiene que ver con el sistema internacional», aseguró Kicillof.
En su primer punto, el texto denominado «Respaldo a la posición de la República Argentina en la reestructuración de su deuda soberana», declaró su apoyo al país, «a fin de que pueda seguir cumpliendo con sus obligaciones, pagando su deuda, honrando sus compromisos financieros y para que a través del diálogo logre un acuerdo justo, equitativo y legal con el 100 por ciento de sus acreedores».
Luego, el documento presentado por las delegaciones de Brasil y de Uruguay, calificó de «esencial para la estabilidad y predictibilidad de la arquitectura financiera internacional, garantizar que los acuerdos alcanzados entre deudores y acreedores, en el marco de los procesos de reestructuración de las deudas soberanas, sean respetados permitiendo que los flujos de pago sean distribuidos a los acreedores cooperativos según lo acordado con los mismos en el proceso de readecuación consensual de la deuda».
En el último párrafo, expresó a la vez el «pleno apoyo al logro de una solución que busque facilitar el amplio proceso de reestructuración de la deuda soberana argentina».
En ese marco, el canciller brasileño, Luiz Figueredo, manifestó la «solidaridad y apoyo a la Argentina, que lleva con seriedad y éxito un laborioso ejercicio de reestructuración de su deuda que viene pagando desde entonces».
Figueredo afirmó asimismo que «el precedente argentino debe ser visto como una señal de alerta», y señaló como «muy importante que hablemos colectivamente sobre la forma de evitar que la acción de unos pocos agentes pueda poner en riesgo el bienestar de millones de personas, de países enteros».
Por su parte, el ministro de relaciones exteriores de Uruguay, Luis Almagro, advirtió que «los Estados nacionales pueden quedar de rehenes» de las «pretensiones de estos fondos especulativos» y detalló que con la declaración aprobada hoy, «se trata de reconocer la realidad económica y diagramar los tiempos para que las economías sigan trabajando».
El texto tuvo en cuenta para su definición, los «esfuerzos que viene realizando la República Argentina para honrar los compromisos adquiridos con más del 92 % de sus acreedores, desde la reestructuración de su deuda soberana en los años 2005 y 2010», así como la «voluntad expresa del Gobierno argentino de negociar de buena fe y de honrar los compromisos adquiridos».
Asimismo, consideró que «es necesario contar con instrumentos que posibiliten acuerdos razonables y definitivos entre acreedores y deudores soberanos, permitiendo hacer frente a problemas de sustentabilidad de deuda en forma ordenada; y que la democracia y el desarrollo económico y social son interdependientes y se refuerzan mutuamente».