Por Antonio Elio Brailovsky
La nuestra es la única cultura en la dilatada historia de la humanidad que subestima nuestra pertenencia al medio natural. A veces preguntamos a los alumnos en nuestros cursos: ¿hacia dónde queda el Norte? y ¿en qué fase de la Luna estamos hoy? Y lo que hubiera sido respondido sin vacilar por cualquier persona en cualquier otra época, genera una larga discusión.
No se trata de una omisión inocente. El distanciamiento de nuestro ambiente ayuda a asegurar la impunidad de aquellos intereses que lucran con la destrucción de la vida. Por el contrario, todo lo que contribuya a reforzar nuestra conciencia de que pertenecemos a la naturaleza, generará una respuesta social en su defensa.
Por eso, mi insistencia en recordar los ritmos de la naturaleza, que en otras culturas fue marcada con ceremonias especiales y relatos mitológicos.