Luego de 12 años sin campeonatos debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, la fiesta del fútbol volvía a juntar al mundo entero en Brasil.
El estadio Maracaná se construyó exclusivamente para el torneo, a la final entre brasileños y uruguayos, concurrieron 199.854 fanáticos, la mayor cantidad de espectadores reunidos para un partido de fútbol, según el libro Ginness.
Los locales estaban tan seguros del triunfo que habían sellado medallas con los nombres de los jugadores, pero la historia fue otra, los charrúas lograron dar vuelta el tanteador (ganaron 2 a 1) y para el asombro de todos salieron campeones, así nació la leyenda del Maracanazo.
Al termino del encuentro, los dirigentes de Brasil estaban tan desconsolados que se olvidaron de entregarle la copa al capitán del equipo uruguayo campeón, Obdulio Varela.
Lo tuvo que hacer Jules Rimet, presidente de la FIFA en esa época. Uruguay campeón, segundo Brasil y tercero Suecia.