Carmen María Argibay, jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, murió hoy a los 74 años a causa de una cardiopatía agravada por enfisema pulmonar.
La magistrada, quien falleció pasadas las 14.05, había sido internada a fines de abril con un grave estado de salud en el Instituto del Diagnóstico. Tenía prohibido fumar, pero sus allegados aseguran que no acataba las restricciones médicas.
Los restos de la ministra de la Corte Suprema serán velados desde esta noche a las 20 en la planta baja del palacio de Tribunales, donde funciona el máximo tribunal, ubicado en Talcahuano 550, frente a la Plaza Lavalle.
Desde la hora en la que se conoció la noticia de su muerte, la familia de Argibay estuvo acompañada por funcionarios judiciales y miembros de la Corte Suprema, como el presidente del tribunal, Ricardo Lorenzetti.
El gobierno nacional también se puso a disposición de la familia de la jueza, según informó el el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien además le envió condolencias a la familia de la primera magistrada mujer en democracia y recordó que en 2004, junto con la entonces senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner, participó del proceso de concurso en el que la jueza fue seleccionada.
Al hablar con la prensa tras el acto de homenaje al padre Carlos Mugica encabezado por la Presidenta, el jefe de Gabinete sostuvo que Argibay «contribuyó al mejoramiento institucional» de la justicia.
A su turno el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, también lamentó el fallecimiento de Argibay: “Fue una noticia dura que nos llegó poco antes del inicio del acto».
Dirigentes de diversos sectores del arco político despidieron a la jueza Argibay, con mensajes de reconocimiento por su labor en la Justicia y su defensa de los derechos de la mujer.
Por twitter, el diputado radical Julio Cobos publicó: “Dolor por la muerte de la jueza Carmen Argibay. Perdemos a una de las juristas más lúcida, reconocida e indiscutida de nuestro país”.
Asimismo, el presidente del bloque PRO en Diputados, Federico Pinedo, afirmó: “Recuerdo a la gran jueza Carmen Argibay, jueza de la ley y no jueza del poder”.
También enviaron sus mensajes de condolencias y reconocimiento a través de la red social los diputados Juan Carlos Zabalza (PS) y Patricia Bullrich (PRO); y el vicepresidente primero de la Legislatura porteña Cristian Ritondo; entre otros.
Carmen Argibay, ministra de la Corte desde el 3 de febrero de 2005 al ser nominada por el entonces presidente Néstor Kirchner, nació el 15 de junio de 1939, en esta capital.
Fue la primera mujer en ser nominada por un gobierno democrático para integrar el más alto tribunal de justicia de Argentina. Su par Elena Highton de Nolasco fue tiempo después la segunda en llegar a ese cargo.
Si bien la primera mujer designada ministro de la Corte Suprema de Justicia fue Margarita Arguas, esta ejerció el cargo entre octubre de 1970 y mayo de 1973, y su designación fue hecha por el general Roberto Levingston, presidente de facto durante la dictadura que se autodenominó «revolución argentina» (1966-73).
En 2008, Argibay recibió el Premio Konex-Diploma al Mérito como una de las cinco jueces más destacadas de la década en la Argentina.
Argibay estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, y se recibió de abogada el 11 de junio de 1964. Trabajó en varios juzgados públicos y enseñó Derecho en muchas universidades, hasta 1976.
El 24 de marzo de 1976, el día del golpe militar, fue arrestada y estuvo detenida hasta diciembre de ese año y a partir de allí se dedicó a la práctica privada de la abogacía.
Durante el gobierno democrático de Raúl Alfonsín, el 7 de junio de 1984, fue nombrada jueza y ascendida en 1988 y en 1993, para jubilarse el 1 de enero de 2002.
Argibay era integrante de la Asociación Internacional de Derecho Penal, y miembro fundadora de la Asociación Internacional de Mujeres Jueces, organización que presidió desde 1998 hasta 2000.
También fundó la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina, formó parte del Tribunal Internacional de Mujeres sobre Crímenes de Guerra para el Enjuiciamiento de la Esclavitud Sexual, que condenó en diciembre de 2000 al ejército japonés por los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial, donde se sometieron mujeres de distintos países a la esclavitud sexual.
En junio de 2001 fue nombrada por la Asamblea General de las Naciones Unidas como jueza ad litem en el Tribunal Criminal Internacional que juzgó crímenes de guerra en la ex Yugoslavia.
Argibay fue una de las primeras personas designadas para formar parte de la Corte Suprema cuando el ex presidente Kirchner tomó la decisión política de renovar el Tribunal para terminar con la llamada «mayoría automática» del menemismo.
Néstor Kirchner propuso su nominación debido a la consideración que se tenía de ella en el ámbito internacional, el 30 de diciembre de 2003.
El Senado aprobó su designación el 7 de julio de 2004 para convertirse en miembro de la Corte el 3 de febrero de 2005, cuando concluyó su labor en el Tribunal Criminal Internacional que juzgó crímenes de guerra en la ex Yugoslavia.
Argibay sufría de un enfisema pulmonar que se le complicó con otras patologías y esto causó que en los últimos tiempos no haya podido concurrir a la Corte.