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Cualquier forma de documentar los hechos del pasado conlleva al no olvido y debe ser reconocida como un derecho de cualquier sociedad.

El sábado, junto a un grupo de compañeros de Necochea, tuvimos la oportunidad de estar en Mar del Plata, acompañando a la compañera Adela Segarra y todos los que trabajaron en la inauguración del «Faro de la Memoria”, hecho que fue sumamente emotivo.

Don Ernesto Sábato alguna vez dijo: «A menudo e intentado desentrañar ese ominoso misterio que lleva a un hombre a convertirse en criminal. No hay ética, religión que pueda dar cuenta del mal”.

En esta emotiva jornada estuvieron un grupo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que son un símbolo conmovedor de ese heroísmo que, en medio de una realidad injusta, abrieron el cauce para que la justicia pueda pasar a ganarle a la impunidad, aunque todavía queda mucho por hacer.

Hoy un concejal marplatense manifestaba con asombro que sobre 24 integrantes del cuerpo, hubo 6, es decir un 25 % del total del cuerpo deliberativo del vecino punto, que no concurrieron a la sesión especial del 24 de marzo y mientras el mostraba su indignación, vino a mi mente una de las bochornosas sesiones del H.C.D. de Necochea del 2013, donde quedó ampliamente demostrado la complicidad de partidos políticos, grupos de civiles en la dictadura CIVICO MILITAR, ya que sobre 18 ediles hubo DOS TERCIOS (12) que prefirieron los acuerdos a espaldas del pueblo, que nos siguen marcando la injusticia en nuestro medio amparando la impunidad de quienes violaron, mataron y aun caminan por nuestras calles. Una sesión del H.C.D. pasa, pero la conciencia sigue.

Estos acontecimientos marcan que si bien se ha hecho mucho en Argentina desde aquel 25 de mayo del 2.003 a la fecha, todavía nos queda mucho por hacer.

No nos guía el odio, ni el rencor, solo queremos JUSTICIA y por ello acompañamos en el pedido de JUICIO Y CASTIGO A LOS CULPABLES DE ESTE GENOCIDIO.

Finalmente quiero expresar mi agradecimiento a todos aquellos que trabajaron en esta realización y fundamentalmente a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y en ellas a los 30.000 compañeros desaparecidos quienes NUNCA CALLARON, PONIENDO LA CARA PARA CONCRETAR LOS SUEÑOS DE UN PAÌS MÀS JUSTO, y no como otros «demócratas» que si lo hicieron, amparados en el silencio de la complicidad y cobardía de la defensa de intereses antipopulares, que sin dudas, es el peor de los silencios.