«Pedimos públicamente perdón a los jóvenes que han sido afectados por estas conductas realizadas por un sacerdote de nuestra Diócesis, el Padre José Mercau», señaló en un comunicado.
Comunicado completo:
Asumir, pedir perdón y deseo de reparar
Las secuelas que deja el abuso sexual en el futuro de los niños y de los jóvenes no se pueden medir. Su vida vincular y afectiva queda lastimada en lo más hondo por la violación de su intimidad.
La conducta del que abusa también hiere a todo el Cuerpo de Cristo y quiebra la confianza en la comunidad. Este mal causado nos hace experimentar un vivo dolor como miembros de la Iglesia. Decimos con claridad que estos actos están abiertamente en contradicción con la Palabra de Dios y con la tarea evangelizadora que día a día comunidades y pastores llevan adelante.
La comunidad diocesana de San Isidro, y de un modo especial el Obispo y su presbiterio, piden públicamente perdón a los jóvenes que han sido afectados por estas conductas realizadas por un sacerdote de nuestra Diócesis, el Padre José Mercau, cuando era párroco de San Juan Bautista en Ricardo Rojas.
Al expresar este pedido público de perdón afirmamos nuestra decisión de ayudar, desde nuestras posibilidades, a éstos jóvenes a sanar heridas y construir un porvenir. Deseamos que este gesto concreto signifique también una renovación en toda la comunidad del compromiso por promover una cultura del cuidado de los niños y adolescentes. Nos dice el Papa Francisco: “Cuidémonos los unos a los otros. Cuídense entre ustedes, no se hagan daño. Cuídense la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden a los niños, cuiden a los viejos” (Papa Francisco, Saludo a los fieles de Bs. As. en la vigilia previa al inicio de su pontificado).
Poniendo nuestra confianza en el Señor le pedimos humildemente que estos gestos nos estimulen a seguir anunciando con transparencia y fidelidad la alegría del Evangelio e ilumine cada rincón de la Diócesis para poder acercar la Buena Noticia en particular a nuestros hermanos más pobres.
Que el Niño Jesús que viene en ésta Navidad nos regale su paz que supera todo lo que podemos pensar y desear (Flp. 4, 7) y que la Virgen y San José cuiden a nuestras familias, a nuestros niños y a nuestros jóvenes.