Acuerdos entre la Secretaría de Niñez y Adolescencia y la Subsecretaría de Atención a las Adicciones del Ministerio de Salud firmados este año formalizaron y ampliaron la variedad de tratamientos en los Centros Cerrados para jóvenes privados de libertad ambulatoria que sufren distintas adicciones.
Las acciones y programas en este sentido están a cargo del Área de Abordaje Articulado en Adiciones en esta Secretaría. Un diagnóstico divulgado en julio de este año dio a conocer que más de 50 por ciento de los jóvenes alojados en Centro Cerrado estaban en tratamiento por consumo de drogas.
En este sentido, el secretario de Niñez y Adolescencia, Pablo Navarro, sostiene que “hoy tenemos un programa articulado de atención a las adicciones para proteger el derecho a la salud de estos chicos y que no reincidan en el consumo”.
Por su parte, Favio Pereyra, coordinador del Área de Abordaje en Adiciones explica que los tratamientos para la atención de jóvenes en conflicto con la ley penal “comienzan de la misma manera que para aquellos que no están privados de libertad, es decir, a partir de un pedido de ayuda que en muchos de los casos no es formulado por el propio paciente, sino por un familiar, un amigo, un profesional de la salud o la Justicia”.
“Eso pone en marcha un proceso de atención que tiene un primer momento de diagnóstico, en el cual se evalúa la dinámica del vínculo del paciente con la sustancia de abuso y se establecen hipótesis sobre cuáles son las causas que sostienen el consumo, además de descartarse la presencia de otra patología de base, como la psicosis, entre otras”, agrega.
El profesional detalla que “el momento de diagnóstico se efectúa generalmente de manera individual y concluye en una indicación de tratamiento o también puede descartarse por no resultar necesario. El proceso de recuperación puede realizarse en centros especializados de internación o bien en los dispositivos ambulatorios que funcionan en los Centros Cerrados”
“El proceso de diagnóstico es fundamental ya se trata de que el paciente logre implicarse y que cuestione su vínculo con el consumo”, indica.
Los equipos de atención de los dispositivos que funcionan en los Centros Cerrados, están conformados por operadores socioterapéuticos, coordinados y supervisados por el Área de Abordaje de esta Secretaría y por la coordinación provincial del programa Grupos de Autoayuda Bonaerenses en Adicciones (GABA) de la Subsecretaría de Atención a las Adicciones. Los operadores trabajan acoplados a los equipos técnicos, en sintonía con los objetivos institucionales que se trazan para el joven.
“Debido a que los jóvenes ya tienen su espacio individual de abordaje con profesionales del equipo técnico de cada Centro, para los tratamientos se trabaja fundamentalmente en forma grupal, en la modalidad que se denomina «ayuda mutua». Allí se privilegia la constitución de un grupo donde cada participante crea lazos con el otro, de modo tal que se favorezca la implicación no sólo como relator de su problema sino que interviene con el de sus compañeros”, sostiene.
Con respecto al momento del egreso de los jóvenes cuando recuperan la libertad, Pereyra afirma que “las problemáticas son complejas por lo que no puede pronosticarse la duración de un tratamiento. Los objetivos que nos trazamos tienen que ver con cuestionar el lugar de la sustancia como forma de resolución de sus conflictivas. Al egreso se busca que el joven continúe participando de algún dispositivo apropiado de la red de Atención en Adicciones (provincial o municipal) de manera voluntaria, ya que no hay mediación judicial en ese caso. En muchos casos, hemos logrado que los jóvenes se unan en grupos GABA que funcionan en los Centros Provinciales de Atención a las Adicciones y en distintas instituciones de la comunidad”.