Por Ruben Ruocabat
El vergonzoso proceso a que fue sometido Horacio Tellechea y con él todo el pueblo de Necochea, tiene como consecuencia el retroceso institucional mas importante de los últimos 30 años para un distrito, que por su historia y potencialidad económico cultural, debiera estar entre los cinco mas importantes del interior de la provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, nada de esto se dice, mientras los medios locales que están pagos prefieren «tirar» todos los días «noticias» cuya finalidad es desinformar y confundir para, ya que no pueden demostrar que Tellechea es corrupto, ladrón o estafador, crearle una imagen de ingenuo, débil y dominado.
Quieren justificar así que la movida destitutoria fue el mal menor, y ocultan su verdadero propósito, que es borrar de la faz de la tierra Necochense todo vestigio de Frente para la Victoria.
Sin embargo, el Intendente Tellechea (porque mal que les pese todavía no está destituido) resiste. A su modo, a veces sin comunicarlo correctamente y otras con el solo discurso del dolor de tanta injusticia, ya dijo claramente que no renuncia, se lo pida quien se lo pida, mientras recibe todos los días pruebas terminantes del cariño de quienes lo apoyaron, que parecen dispuestos a votarlo tantas veces como sea necesario. Formula así, con tremenda simpleza, un principio vital de la democracia: el sufragio no se negocia ni se traiciona y su destino solo puede cambiarlo el pueblo.
Es difícil saber que querían sus autores, con el papelón destitutivo. Se puede sí decir lo que lograron. A la parálisis de la Municipalidad, tanto en trabajo como en proyectos, sumaron la confusión que emana de no saber quien manda: si el suplente que ahora no sabe qué hacer con un sillón que no le pertenece o una oposición cuyo único acuerdo fue sacar a Tellechea y que carece de cerebros aunque no de cabezas, claro.
Porque de eso también se trata: quienes imaginaron todo esto, soñaron con un adelanto del 2015, y solo consiguieron más postergaciones para Necochea. Aunque es probable que el poderoso voluntarismo de Venegas (que no le alcanzará para ser diputado) y la triste figura de un rejunte radical con Esnaola como porta-estandarte, quieran disimular sus impotencias enchastrando todos los días a Tellechea y a Cristina. Pero como la mentira tiene patas cortas, y el pueblo lo percibe, serán ellos finalmente lo mas perjudicados. La levantada que se percibe en la calle de la figura de Juan Domingo Larrea, es una muestra a cuenta de este fenómeno.
¿Bastará todo esto para reparar el retroceso de que se habla al principio de esta nota? Seguramente no. El sufrimiento institucional de Necochea viene de antiguo y cuando parecía un hecho que en el 2011 Nación, Provincia y Municipio se ponían en línea, volvemos a las andadas.
Ahora la promesa de una diputación de Venegas, es la estrella, aunque jamás podrá explicar cómo hará para traer recursos de un gobierno al que vive amenazando con la cárcel.
O de que modo acordará con sectores a los que despreció a la hora de armar su partido y su lista.
Está visto que en el manual argentino del buen sindicalista, no existe la bolilla de cómo hacer política con éxito para llegar al sueño de un Lula criollo. Ni qué hablar de los herederos de Alem, entregados que están, como el Dr. Molina, a la actividad favorita de los gerontes: escribir memorias. Que de política, nada.
Es interesante, finalmente, analizar las expresiones de Tellechea referidas al papel de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. El jefe comunal, sin resignar su esperanza de ser respuesto a la brevedad, suele recordar que el máximo tribunal bonaerense es el operador final de una legislación antigua, confusa y proclive a favorecer los arrestos de concejales que quieren engullir intendentes sin otro límite que su propia ambición.
Facilitada por una interpretación errónea de la ley de Municipalidades -ya que la Suprema Corte, mayoritariamente, desautoriza la clara letra de la ley donde dice que iniciado el juicio por el Intendente objeto de destitución, ésta se hará efectiva recién cuando la acción sea rechazada- cualquier distrito está a merced del humor de mayorías ocasionales de concejales con humos de intendente unos, de legisladores otros y poco qué decir, todos, en la patria chica.
No existen tigres inmaculados a cargo de las Intendencias de la Pcia. de Buenos Aires. Todos terminan manchados y bien lo sabe cualquier jefe comunal, que vive lidiando con el Tribunal de Cuentas y con las rendiciones de cuentas en los concejos, en una de las actividades políticas y de gestión, mas insalubres. Sin embargo, para Tellechea no hubo ni paciencia ni piedad. Asi le va a Necochea.