domingo, noviembre 24, 2024

Opinión

Deudas

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FOTO GUSTAVO ROMANS

Por Gustavo Romans

Pagar una deuda que es genuina, reconocida, contraída conscientemente, es un alivio. Una lluvia fresca de haber cumplido. Algo que, para quienes somos buenos tipos y aún creemos en la palabra nos libera, nos alivia. Nos enorgullece.

Así me sentí al terminar de pagar la última cuota de una refinanciación de dos refinanciaciones anteriores de un bajo mesada que me vi obligado a comprar en cuotas para entregar un departamento en condiciones y no perjudicar al garante. Fue la peor época económica de mi vida, que es decir debajo de la lona, ya que el resto de esa vida he rozado la lona con suerte. Pero pagué. Al salir del estudio del abogado sentí eso. Me había liberado de algo más que la cuota de un bajo mesada.

La sensación de hoy cuando escuche que un gobierno democrático, genuino y popular enviaba al Congreso Nacional el Proyecto de Ley de Medios Audiovisuales, fue similar, pero de una dimensión indescriptible de grande que me invadió la emoción.

La deuda con la democracia que todos los argentinos hemos tenido durante tantos años en materia de comunicación empieza a saldarse.

La noche del 27 de agosto de 1920, Enrique Susini y sus “locos” de la azotéa no se imaginaban a partir de 1943 una ley iba a ser manipulada y modificada a gusto y placer del mandamás de turno. Tampoco se salvaría de las asesinas manos de dictaduras que creyeron callar ideas con decretos de “necesidad y urgencia”. Así, vieja, violada y desactualizada es la actual Ley de Radiodifusión. Una ley con grietas aprovechadas estratégicamente por los monopolios de comunicación (el 85% de las comunicaciones de nuestro país están en manos de 5 grupos empresarios).

Pagar y Pagar

El actual gobierno ha venido a pagar deudas. Paga como puede y cuando puede. Se atrasa en las cuotas a veces y refinancia otras. Está pagando una de las más grandes deudas, la de los Derechos Humanos. Pagó la deuda de la dignidad en la justicia desagraviado a la Corte Suprema, facilitando herramientas para que la misma sea orgullo de todos los argentinos.

Paga en pequeñas cuotas la deuda con los viejos, jubilando a quienes fueron víctima del negreo o no tuvieron todos los aportes (1.875.000 jubilados), legislando aumentos programados dos veces al año, y devolviendo los fondos de los trabajadores al estado.

Paga todos los días unas moneditas aportando más y más trabajo genuino, abriendo las paritarias para que los trabajadores puedan discutir los salarios de forma más justa.

Paga deuda con los sectores más vulnerables de la sociedad, porque mientras el hambre “escandaliza” a quienes son cómplices de haberlo generado, el gobierno insiste en apropiar renta extraordinaria e inyectarla en obra pública y trabajo.

Ahora empieza a pagar esta deuda de más de 25 años que tenemos con la democracia. La comunicación. Cambiar la mirada sobre las mismas es el gran desafío. Las comunicaciones son un derecho del pueblo y su maravillosa diversidad y no un privilegio de quienes desde las sombras quieren dirigir los destinos de todos nosotros. De eso se trata el proyecto de ley al cual se refirió la presidenta.

¿Falta pagar?

Claro. Falta mucho. Hace de 1955 que venimos acumulando deudas los argentinos y no precisamente con el Banco Mundial, el Club de París o el FMI. Tenemos deudas que nos duelen profundamente. En las entrañas. En nuestra clase. Pero vamos a pagarlas a todas. Al final no va a quedar nada por saldar.

Mensajes

Cuidado. Las corporaciones económicas no quieren pagar nada y van a intentar confundirnos con sus aliados mediáticos. Ya lo hacen hoy cuando discuten las retenciones durante 24 horas en vivo y en directo. Cuidado. El progresismo funcional (y cómodo por estos días por la cantidad de pantalla) nos va a intentar confundir mucho más. Hablaran de “La renta minera”, “La renta financiera”, “La inversión Ferroviaria”. Hay que estar tranquilos y entender que de a poco se puede avanzar sobre todo. Porque pagar hay que pagar.

A quienes están dudando sobre la puerta que abrirá este gobierno para buscar el futuro, ojalá les sirva que, a pesar de que el 29 de junio parecía inviable, esta decisión se ha tomado igual. Este guiño a quienes pedíamos profundizar los cambios debe servirnos, como mensaje, digo. A quienes estamos en la vereda del campo popular… y a los otros también.

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