Ante el aniversario, China desplegó una fuerte seguridad policial y militar en las cercanías de la plaza Tiananmen. Pasaron dos décadas pero la censura sigue viva.
A 20 años de la matanza de Tiananmen, China redobló ayer las medidas de seguridad con un amplio despliegue policial y militar por las calles de Beijing, en los alrededores de la plaza, impidiendo el desplazamiento en la zona de corresponsales extranjeros. Además, usuarios de Internet denunciaron desde el martes el bloqueo de sitios de Internet, como Twitter y Hotmail, informó la BBC.
En la noche del 3 al 4 de junio de 1989, tras siete semanas de protestas pacíficas que demandaban una mayor apertura democrática, el gobierno chino decidió dar término al reclamo civil con una dura represión militar que acabó con la matanza de miles de personas en la plaza de Tiananmen, donde llegaron a concentrarse en esa fecha más de un millón de estudiantes.
El gobierno chino mantuvo un silencio absoluto sobre la cifra de muertos, pero según la organización Madres de Tiananmen, las víctimas podrían alcanzar a las 2.000 personas.
Al cumplirse dos décadas de la matanza, Amnistía Internacional (AI) denunció que China redobló el acoso a las voces disidentes e intensificó la censura en todo el país. «Cortar la comunicación e impedir el movimiento no evitará ni que los activistas luchen por sus derechos ni que el pueblo conmemore el vigésimo aniversario del suceso», dijo Roseann Rife, subdirectora de AI para Asia-Pacífico, en un comunicado emitido en Londres.
En opinión de Rife, «el excesivo acoso sólo alentará la búsqueda de la verdad». Amnistía aseguró que recibió informaciones de «graves acosos a los activistas de derechos humanos».
En China, la matanza fue recordada por unos pocos, sobre todo por las madres de las víctimas. Pero, en Hong Kong, cerca de medio de millar de personas realizaron un homenaje con velas encendidas en el Parque Victoria de la ex colonia británica, único lugar chino donde se realizaron actos de conmemoración, de acuerdo a la BBC.
Alrededor de 30 personas aún cumplen sentencias de prisión por sus actividades en 1989, según la organización de derechos humanos china Dui Hua. Y más de cien participantes de las protestas permanecen en el exilio.
Veinte años después, la economía china se desarrolló a tal punto que protestas a una escala similar son poco probables hoy en día, según informaciones de la agencia Reuters. Los estudiantes y trabajadores que se manifestaban enfrentaban problemas que iban desde una inflación creciente hasta el desmantelamiento de un sistema centralizado de asignaciones de trabajo. Pero, hoy en día, disfrutan en general mejores estándares de vida a lo largo del país.
El PIB per cápita subió casi en un 900%, a u$s 3.600 este año, desde los u$s 400 de 1989, según al Panorama Económico Mundial del FMI. Con este aumento de la riqueza, muchos de los estudiantes y profesionales que podrían ser la mayor fuente potencial de oposición organizada al gobierno del Partido Comunista están más ocupados en ganarse la vida y salir adelante que en el cambio político.
«A medida que la gente mejore a nivel general, yo creo que la abrumadora mayoría no tendrá la voluntad o el incentivo para presionar hasta tomar riesgos en el sistema», opinó Andrew Gilholm, principal analista del Noreste de Asia de la consultora Control Risks. «Los costos y riesgos de tratar de hacer eso aún son bastante altos», agregó.
Pero el crecimiento económico dejó a China con una enorme brecha entre los ricos, concentrados en ciudades, y los desposeídos, que viven en el campo.
Los habitantes de las ciudades actualmente ganan, en promedio, más de tres veces de lo que perciben los del campo, lo que desplaza el descontento y las protestas hacia pueblos y zonas rurales. Sin embargo son pequeñas protestas y es poco probable que converjan en algo más amplio, porque incluso los pobres se benefician del crecimiento económico, explicó a Reuters Shujie Yao, profesor de Economía en la Universidad de Nottingham y director de la Escuela de Estudios Contemporáneos Chinos.
Ni siquiera la crisis financiera global, que provocó olas de despidos en las fábricas y muestra un sombrío panorama a los 6,1 millones de estudiantes universitarios que se graduarán este verano, podría alentar un potencial de malestar, al menos por ahora. Con un crecimiento económico estimado entre 7% y 8% este año, China se encuentra mejor que muchos otros países.
En definitiva no solo los éxitos o bonanza económica lleva a los pueblos a asumir posiciones pasivas a partir de cierta satisfacción colectiva, además cuentan las tradiciones culturales, donde la sumisión y la obediencia conforman atributos muy arraigados en sociedades como la China.