Por Horacio Castelli
Cuando suceden hechos lamentables enseguida empezamos a buscar culpables, y si están fuera de nuestro ámbito mejor. A pesar de estar a un año del bicentenario y poder considerarnos una nación madura seguimos cometiendo errores de juventud.
Saber que han comenzado las conocidas «despedidas» de los alumnos que terminan el ciclo secundario antes de mitad de año y que estas fiestas se realizan martes, miércoles o jueves me hizo reflexionar sobre las desidias que tenemos como sociedad.
La desidia de los padres al permitir que sus hijos concurran a mitad de semana a una fiesta que dura hasta altas horas de la madrugada, cuando al día siguiente deben ir a estudiar.
La desidia de las autoridades que no controlan los descontroles y habilitan comercios que utilizan a los jóvenes para ganar dinero.
La desidia de los empresarios de la noche que con tal de contar con más días de comercialización de su negocio no desean que estas «despedidas» se realicen los viernes o sábados que no se superpondrían con los días de clases.
Cuando suceden hechos lamentables por la nocturnidad excesiva de nuestros jóvenes nos rasgamos las vestiduras, insultamos y utilizamos el dedo acusador en todas direcciones menos hacia nosotros mismos.
No podemos considerarnos una sociedad moderna, adulta y responsable si dejamos que este tipo de situaciones se produzcan.
No es lógico ni sano que chicos de 16 a 18 años en pleno ciclo lectivo salgan hasta altas horas de la madrugada los días de semana previos a la asistencia a clases.
No es lógico que sigamos viviendo en la desidia. Y encima miremos para otro lado.