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Por Horacio Castelli

horaciocastelli@ahorainfo.com.ar

Tengo una idea de por qué nuestros funcionarios (nacionales, provinciales y municipales), no aciertan con las medidas para lograr cumplir con los objetivos básicos que demanda la función pública.

La educación, la salud y la seguridad son desde hace años aspectos que no logran ubicarse seriamente en las agendas de las autoridades.

A pesar de que son temas debatidos y propuestos en las diferentes campañas electorales cuando los proponentes se convierten en los elegidos por el voto popular se olvidan rápidamente del contrato de trabajo asumido con la ciudadanía.

Muchos analistas comienzan con argumentos evasivos al intentar explicar las deficiencias de las medidas adoptadas o la inacción que demuestran los gobiernos electos.

Sabemos que hay situaciones que son manejables desde el «sentido común» y que otras necesitan un trabajo de base y a largo plazo.

Los temas vinculados con la educación y la salud tienen una solución rápida y efectiva tanto en lo estructural como en lo salarial. Una mayor asignación de fondos (que existen) terminaría con los problemas actuales.

Claro, para eso habría que tomar la determinación por parte de las autoridades de que el dinero que, así me parece, existe en forma suficiente, sea destinado a quienes corresponde, es decir: maestros, profesores, directivos, médicos, enfermeras, mucamas, materiales, equipamiento, obras de infraestructura.

Lo de la seguridad es un poco más complejo, pero igualmente solucionable si se comienza de una vez por todas a reasignar las partidas presupuestarias donde corresponde y no despilfarrar dinero en estamentos intermedios plagados de «amigos» del poder y punteros políticos que se activan meses antes de cada fecha electoral.

Para que la seguridad sea una «política» en serio no se pueden anunciar «parches» todo el tiempo: más patrulleros, más personal, rotación de jefes y autoridades cada 8 o 9 meses, creación de Foros de Seguridad.

Los llamados «especialistas» que cobran importantes sumas de dinero terminan diciendo en sus «informes» lo que todos sabemos y actúan sobre la coyuntura y jamás aciertan con una política real, efectiva y seria.

Hasta que las autoridades, que firman un contrato de «trabajo» por cuatro años, «trabajen» los cuatro años y ataquen los gérmenes de la inseguridad, todo lo demás es pura mentira y palabras que buscan explicar lo que no se quiere hacer.

Basta un ejemplo: si se persiguiera seriamente, a todos los reducidores de elementos robados que todas las autoridades municipales (políticas, sociales y Policiales) «negocian» en la ciudad, perfectamente se reducirían ostensiblemente los robos.

Volviendo a mi idea de que en realidad los gobiernos manejan demasiado dinero, paso a la fundamentación de esta apreciación:

Si en realidad no existiera el dinero suficiente en las arcas de los gobiernos no se podrían utilizar las partidas de dinero con tanta irresponsabilidad sin graves consecuencias y sobre todo:

1. Muy pocos se pelearían por lograr un puesto en el cuál los sacrificios fueran más que los beneficios.
2. No elaborarían presupuestos tan alejados de la realidad y muchas veces con un criterio «clientelista».
3. No adjudicarían tan alegremente obras a empresas que se sabe que no tienen la capacidad necesaria para ejecutarlas.
4. No se asignarían a los funcionarios sueldos que superan ampliamente lo establecido por ley.
5. No se crearían cargos (en todos los niveles) que se superponen a otros ya existentes.

¿Por qué pienso que hay dinero suficiente en las arcas de los gobiernos?

Porque a pesar de todo el despilfarro que se hace, el mal manejo del dinero público y la irresponsabilidad de muchos políticos que aceptan un compromiso por cuatro años a pesar de no estar preparados para ello, las actividades se mantienen, mal, pero se mantienen.

¿Se imaginan si realmente no hubiera dinero en los gobiernos lo que ocurriría? La verdad es que la «muletilla» de «la crisis» la hemos escuchado (en mi caso) desde hace casi medio siglo.

¿Realmente es una crisis económica permanente en la que vivimos, o es una crisis dirigencial?

Muchos al leer este párrafo dirá: «¡Bueh, descubrió la pólvora!» Pero, en realidad la incapacidad o la irresponsabilidad llevan a decir a nuestros gobernantes que el dinero no alcanza y tras esto vienen las medidas de mayor presión fiscal.

La verdad es que el dinero no alcanza para poder ser tan ineptos y seguir gobernando. Quieren más dinero para asignar «algunas» partidas a la educación, la salud y la seguridad.  Con el resto (la mayor parte de la torta) realizan despilfarros, pagan a amigos y buscan ocultar su incapacidad e irresponsabilidad.

Dinero hay, lo que pasa es que no va a los lugares donde debe ir.