La demanda actual de agua no tiene precedentes y está inevitablemente llamada a aumentar, destaca un informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, cuyos contenidos serán debatidos en el Quinto Foro Mundial del Agua, que tendrá lugar del 16 al 22 de marzo en Estambul, Turquía. De acuerdo con la ONU, resulta clave que sectores como la agricultura, la energía, el comercio y la banca se involucren firmemente en políticas racionales vinculadas con una gestión integrada de los recursos hídricos.
En la actualidad, se registra una fuerte demanda sin precedentes de agua que de manera inevitable aumentará. Este fenómeno se debe al aumento de la población mundial, a la modificación de los hábitos en el consumo de alimentos y a la presión ejercida por las crecientes necesidades de energía, entre otras causas.
Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden del Tercer Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, presentado hoy a la prensa, en vísperas del Quinto Foro Mundial del Agua, que tendrá lugar del 16 al 22 de marzo en Estambul, Turquía. Esta edición, titulada «El agua en un mundo en cambio», pone el énfasis en el papel que el agua desempeña en el desarrollo y el crecimiento económico.
Dicho informe fue elaborado por 24 organismos y entidades de las Naciones Unidas que integran ONU-Agua, y el encargado de coordinar su elaboración fue el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP), cuya secretaría reside en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Algunos pronósticos
Aunque una parte de la población mundial sigue careciendo de facilidades de acceso al agua, la demanda actual de ésta es mayor que nunca. En los últimos 50 años, las extracciones de agua dulce se han triplicado mientras que se duplicó la superficie de las tierras de regadío. Esto se debe básicamente al crecimiento demográfico.
De acuerdo con el informe, la población mundial -estimada actualmente en 6.600 millones de personas- sigue creciendo a un ritmo de 80 millones por año. Esto va a suponer un incremento de la demanda adicional de agua dulce. Los expertos estiman que el 90 por ciento de las 3 mil millones de personas que vendrán a sumarse a la población mundial, de aquí al año 2050, nacerán en países en desarrollo, muchas de las cuales vivirán en regiones donde el agua está escaseando ya.
El crecimiento demográfico implica también una mayor demanda de productos agrícolas y, por lo tanto, de agua. La agricultura es, con gran diferencia, el sector que más agua gasta: su consumo representa el 70 por ciento del consumo total de agua, mientras que el agua destinada a usos industriales y la dedicada a usos domésticos representan el 20 por ciento y el 10 por ciento, de manera respectiva.
Asimismo el informe indica que en momentos en que la demanda de agua aumenta, algunos países están llegando al límite de la explotación de sus recursos hídricos y agregan que es muy probable que los efectos del cambio climático contribuyan a agravar la situación.
Si bien existen políticas encaminadas a minimizar las pérdidas de agua, mejorar su gestión y reducir su demanda, el informe afirma que estas medidas todavía no han surtido efectos palpables porque con frecuencia se limitan exclusivamente al sector del agua, cuando las decisiones clave que le afectan se toman al margen del mismo. Por esta razón, los autores del informe señalan que para que las medidas sean efectivas, es imprescindible involucrar en ellas a responsables de muchos otros sectores -como la agricultura, la energía, el comercio y la banca-, dado que todos ellos ejercen una influencia decisiva en la gestión de los recursos hídricos. Además, destacan la necesidad de promover la cooperación entre los gobiernos, las empresas del sector privado y las organizaciones de la sociedad civil.
El coordinador del estudio William Cosgrove hizo un llamado de atención sobre diferentes medidas que se toman para enfrentar diversas crisis en diversos sectores, por ejemplo, el de los combustibles. «Las decisiones que tomamos para afrontar estas crisis tienen implicaciones en los recursos hídricos. Cuando se decidió el año pasado incrementar la producción de biocombustibles, no se tuvo en cuenta la tierra y el agua que esa decisión acarrearía», subrayó el experto.
Según los autores del informe, a pesar de las posibilidades que ofrecen para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, es probable que los biocarburantes acaben ejerciendo una presión desmesurada sobre la biodiversidad y el medio ambiente, habida cuenta de los recursos y la tecnología que se utilizan actualmente para producirlos. El problema más importante es que los cultivos para obtener biocarburantes exigen grandes cantidades de agua y abonos.
Mejor gestión del agua
Las redes urbanas de abastecimiento y los sistemas de riego agrícolas son muy ineficaces, si se tienen en cuenta las importantes pérdidas de agua ocasionadas por los escapes, revela el informe. Por ejemplo, se ha calculado que en la cuenca del Mediterráneo se desperdicia el 25 por ciento del agua en las zonas urbanas y el 20 por ciento en las acequias. Con la puesta en marcha de detección de los escapes de agua y una gestión más eficaz de esos recursos sería posible evitar esas pérdidas.
Por otra parte, el tratamiento de las aguas residuales puede aumentar también la disponibilidad de agua utilizable, por ejemplo, el uso de aguas residuales urbanas en la agricultura se está empleando en la franja de Gaza, en Israel y en Egipto.
Otro procedimiento que podría adoptarse es la desalinización del agua del mar para usarla como agua potable, o destinarla a usos industriales. Si bien algunos países ya lo están adoptando, aún plantea varios interrogantes, entre ellos, los costos relacionados con el uso de energía y el tratamiento posterior de la sal extraída.
Inversiones en agua
En opinión de los autores del informe, la prosperidad futura de los países depende en parte de las inversiones que efectúen en el sector del agua dado que es clave para el progreso socioeconómico.
Las inversiones en el sector del agua pueden ser muy rentables en diversos planos. Los expertos del informe calculan que cada dólar invertido en la mejora del abastecimiento de agua y los servicios de saneamiento, se obtiene un beneficio que oscila entre 3 y 34 dólares. En cambio, las inversiones insuficientes en estos ámbitos pueden ocasionar una reducción de hasta un 10 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). En lo que respecta a África, se estima que la pérdida económica global ocasionada por la falta de acceso al agua salubre y la carencia de servicios de saneamiento básicos asciende a 28 400 millones de dólares anuales, lo que representa alrededor del 5 por ciento del PIB de este continente.
Las inversiones en infraestructuras de saneamiento son también beneficiosas para el medio ambiente también ocupan un lugar relevante en el informe. En los países en desarrollo, más del 80 por ciento del vertido de aguas negras se efectúa sin tratamiento alguno, con la consiguiente contaminación de ríos, lagos y litorales.
«Dada la creciente escasez de agua, una gobernanza adecuada es más esencial que nunca para su gestión. La lucha contra la pobreza depende también de nuestra capacidad para invertir en los recursos hídricos», señaló el director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, que se encargará de la presentación oficial del informe el 16 de marzo en Estambul. (AGENCIA CYTA – INSTITUTO LELOIR)