Material enviado por Leticia Ilariucci
Con 24 suicidios en 196 días, el norte santafecino tiene hoy la peor estadística de su historia en este tipo de hechos. Los números indican que entre el 26 de abril y la primera quincena de Noviembre, cada ocho días hubo un caso de una persona que se quitó la vida. A eso se deben sumar 23 intentos fallidos.
No hay un patrón definido que sirva para explicar estos casos, ya que entre las víctimas hay adolescentes y mayores. Sí hay particularidades, como el último suicidio, ocurrido este sábado en el departamento Vera: el de Silvia Alejandra Chantiri, de 42 años, madre de Ricardo Damián, de 22 años, que se había ahorcado el 19 de septiembre.
Consultada por LA NACION, Norah Pérez, psicoanalista integrante de la escuela lacaniana, opinó: «Estamos ante conductas que revelan una clara falta de contención», y consideró conveniente la difusión de los casos «si la información está dirigida a alertar a quienes son responsables de atender tales conductas».
Las autoridades provinciales admitieron que existe un vacío comunicacional con la zona para detectar a tiempo los casos, por lo que se espera que en los próximos meses estén funcionando gabinetes interdisciplinarios que atiendan tales cuestiones.
«Debemos preguntarnos qué nos está pasando y qué pasó para llegar a este resultado. Para dar un diagnóstico social, hay que hacer un relevamiento serio, que abarque desde lo individual hasta lo cultural y lo socioeconómico», dijo a LA NACION la psicóloga Miriam Manzur, de Reconquista, profunda conocedora de la problemática.
Esta profesional no cree que los hechos puedan generar una ola de «contagios» o un efecto de imitación. «Es cierto que hemos vivido una cadena de suicidios, pero hay que diferenciar, porque adolescentes y adultos no son sujetos de la misma problemática. No hay duda de que estamos frente a gente que sufre más problemas emocionales e incluso clínicos», apuntó.
«El caso de los adolescentes es más complejo. Hay nuevas estructuraciones psíquicas que revelan nuevas conductas y hasta nuevas patologías. Muchos resuelven su situación de la misma manera que otro que ya se animó a hacerlo. Los adolescentes de hoy tienen una conducta tipo zapping, a la que llegan después de un desarrollo extremadamente rápido, saltando etapas, sin tener compromisos, con adultos que no educan sino que dejan vivir», sostuvo.
«Hoy, los jóvenes no cambian de lugar, sino que deambulan; tienen dificultades para formar vínculos para su edad y, si lo logran, no permanecen en él. Es el «tomo-dejo», el «quiero-no quiero». No reflexionan sobre sus acciones; son influenciables; no «bancan» sus frustraciones; no pueden retardar la satisfacción. Han saltado de la infancia a la adolescencia, y eso se puede comprobar: hoy, un pibe de 11 comparte el mismo ámbito, incluso la distracción, con un adolescente de 18. Entonces, es factible que el menor adopte las conductas de los demás.»
CRITICA DIGITAL
Por Hector Galliano
La Dirección de Salud Mental de la provincia trasladó esta semana a sus principales funcionarios al norte santafesino para discutir con instituciones, ONGs y profesionales especializados un problema que aflige a la región. Entre el 26 de abril y el 2 de diciembre se registraron más de 30 suicidios que desconcertaron a la población, pero que también la sumieron en un impreciso estado de alerta. El Ministerio de Salud tomó nota y prepara una batería de medidas de detección e investigación acerca las razones sociales, económicas y culturales que den respuesta a lo que Albert Camus definió como “el único problema filosófico realmente serio”.
Reconquista, con una población de 66 mil habitantes, registró 9 casos en el período antes señalado, 3 de ellos en la franja etárea ubicada entre los 17 y 40 años. Villa Ocampo, una ciudad menor, tuvo 7 casos, 5 de ellos fueron adolescentes o jóvenes. Además del impacto que la serie causa en estas poblaciones chicas, el estado de alarma se basa en que esas cifras superan la tasa media del país en cuanto a suicidios. El año pasado, el índice nacional fue de 8,5 casos cada 100.000 habitantes. Y los especialistas creen que por cada uno, hay entre 10 y 20 intentos, de acuerdo a la información recabada por el sistema de salud.
Los 20 mil pobladores de Villa Ocampo sintieron el cimbronazo y diseñaron estrategias de contención para las personas que requieran ayuda o para los familiares que lamentan las pérdidas. La ONG local Red Solidaria trabaja sin desmayos con el lema de defender la vida. Castaño reivindicó el trabajo e informó que pronto implementarán un esquema de atención telefónica en la ciudad, “para atender las urgencias, pero también para contener a las familias”.
En la ciudad de Vera, el Equipo de Apoyo y Contención para personas en crisis trabaja desde hace un lustro en el problema. La psicóloga Sonia Caballero, una de sus integrantes, saludó la iniciativa del Gobierno de rediscutir las estrategias. “Fue muy importante para oxigenarnos y tomar contacto con otras personas. Siempre es difícil trabajar con el tema de la muerte. En este aspecto, la prevención es fundamental, hay que armar equipos en el que cada uno de sus integrantes pueda colaborar, y hacerlo bien. Una persona en crisis informa, da señales de alerta y tenemos que prepararnos para saber interpretarlas”, dijo.
A contrapelo de informaciones no siempre prudentes sobre la frecuencia de suicidios juveniles, el Ministerio de Salud de la Nación tiene verificado que el 90 por ciento de los suicidas pertenece a la población económicamente activa, entre los 18 y 60 años de edad. “Obviamente, los casos que involucran a los adolescentes son de mayor impacto, pero no podemos tomarlo como una prevalencia. Tenemos que profundizar el trabajo que veníamos realizando desde mediados de este año y, fundamentalmente, escuchar mucho a la sociedad para entender lo que está sucediendo”, le comentó a Crítica de Santa Fe Gustavo Castaño, director provincial de Salud Mental, quien organiza las jornadas convocadas en el Nodo Reconquista. Para el funcionario, es indispensable “trabajar sobre las conductas de aislamiento, de la ruptura de los lazos sociales y de los excluidos”.
De acuerdo a las estadísticas nacionales, Santa Fe, La Rioja y Catamarca son las provincias donde se han detectado esta suerte de “brotes” de personas que deciden acabar con su vida. (FM ACTIVA)