Por Silvana Avellaneda (ARTEMISA)
Hasta el sábado 8 de noviembre ambientalistas de todo el país, nucleados en la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), manifiestan en Buenos Aires su repudio al Foro Minero Argentina 2008, reunido en un lujoso hotel de esta ciudad. Con un ayuno en la Plaza de los Dos Congresos el pueblo de las regiones andinas, con las mujeres como protagonistas, expresa su rechazo a la minería a cielo abierto.
Las provincias andinas, recostadas sobre la columna vertebral que delinea norte y sur de la Argentina, suenan a lugares lejanísimos y de culturas casi extrañas para el puerto. Para algunos, tiene música de un nuevo Eldorado (la legendaria ciudad buscada por aventureros durante más de cuatro siglos en las selvas y montañas de América del Sur y que nunca fue hallada), que como su par mítico, sólo supone la promesa de espejismos y consecuencias adversas para la gran mayoría de quienes pueblan las tierras donde se esconden los mayores yacimientos de oro y minerales de Sudamérica.
Por eso, desde el lunes 3 de noviembre ambientalistas de todo el país agrupados en la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) se congregan en la Plaza de los Dos Congresos de Buenos Aires con las consignas: «No a la minería a cielo abierto. No al saqueo. Repudio al Foro Minero Argentina Oro 2008». La protesta se sostiene en un «poner el cuerpo» extremo por parte de once de los protagonistas: ayunantes que vivencian la metodología como una limpieza de conciencias camino a una limpieza de la contaminación.
De esos once ayunantes, seis son mujeres cuyas voces no pararon de alzarse, y sin pensarlo, se convirtieron en símbolo de una demanda contra una nueva forma de caudillismo perverso: grandes capitales de transnacionales que se mueven amparados en figuras sin nombres propios, participantes activos en supuestas políticas de desarrollo local en municipios del interior del país, en complicidad con los funcionarios locales y el silenciamiento de las voces en contra.
«La lucha de las mujeres ha sido permanente, primero como pulsión a favor de la vida –dice Cristina Mandale, de la Asamblea de Mendoza- Es una apuesta de volver visible la cuestión minera a diferencia de la difusión que sí tienen cuestiones como la soja y las pasteras». El sol cae como estallido sobre la cúpula del Congreso y hasta las palomas sobrevuelan lentas con el calor del martes, día previo al primer «escrache artístico» que los manifestantes y ambientalistas adheridos realizaron el miércoles frente al hotel Emperador, nombre paradojal donde el oro fue el tema convocante.
Para Mandale, acompañada por una de sus tres hijos en la Plaza, «la Cordillera está muy lejos vista desde Buenos Aires pero no se piensa que son reservorios de agua y de ambiente que toda contaminación que tengan llega hasta el Atlántico afectando a todo el país y a toda Latinoamérica, no sólo a los que viven cerca o al pie de las montañas».
Al Foro, organizado en un hotel céntrico por la revista Panorama Minero, asisten los principales referentes de transnacionales mineras en el país, y funcionarios nacionales y provinciales que avalan la actual política estatal para el sector, amparada desde los ’90 con la sanción del paquete de leyes conocido como Código Minero que, entre otras cosas, privatizó y facilitó la exploración y explotación de recursos minerológicos en el país. Con un agregado: la instalación de mega emprendimientos, en yacimientos expuestos a alta rotación de extracción, con tecnologías de «lixiviación» y uso de los cursos de agua como insumo principal de todo el proceso.
La explosión de la confrontación contra los mega emprendimientos mineros se desperezó y apenas se silenció en el interior de Catamarca, con la primera mega-explotación, Bajo La Alumbrera, la mayor mina de oro a cielo abierto y uno de los ejemplos esgrimidos por las políticas oficiales de gobiernos nacionales y provinciales –desde los 90 a esta parte- sobre las potencialidades de este modelo de desarrollo.
Un modelo cuestionado desde sectores no ligados a los beneficios económicos directos que las explotaciones reportan, pactos cómplices con medios y periodistas; y acuerdos y convenios con los funcionarios provinciales y municipales. Un marco en el que los representantes de las transnacionales, terminaron convertidos en actores principales de acontecimientos políticos y sociales de la provincia.
«»Hace doce años que vivo en el Sur. Descubrir un mundo y un paisaje como ese y saber en lo que puede terminar un lugar adonde llevo a mis nietos, que generaciones íntegras sean privadas de acceder a ese mundo que es nuestro me llevó a participar», dice sin dudar Velia Wilson, integrante de la Asamblea Comarcal contra el Saqueo, de Chubut, que comenzó su militancia en los grupos que se opusieron a la instalación de la Meridian Gold en Esquel.
Estos grupos fueron los primeros en el país en lograr la sanción de una ley provincial (en 2003) que impidió la instalación de un emprendimiento que afecte con su rotación de alto impacto de extracción cursos de agua y demás recursos naturales. El principal argumento: el artículo 41 de la Constitución Nacional que sostiene el derecho de todos los habitantes a gozar de un ambiente sano.
Sin embargo, Adriana Albornoz, explica desde la Asamblea Ciudadana de Tunuyán que la llegada a Buenos Aires también implica un reclamo concreto: hablar con la presidenta Cristina Fernández «porque queremos que se replantee el Código Minero que permite un saqueo millonario por parte de estas empresas que sólo dejan el 2 por ciento de sus beneficios totales a las provincias donde se encuentran los yacimientos y son subvencionadas con el 5 por ciento por el Estado Nacional si hacen los traslados de las extracciones por puertos patagónicos».
Hasta hoy, nadie los recibió ni se acercó a la plaza.
Wilson agrega que la minería «es un círculo que incluye gobiernos que venden terrenos fiscales, hacen travesuras con los pobladores originales para vender sus tierras, hay juicios contra quienes protestan, gente a la que se busca acallar; represas que se quieren levantar subvencionadas por las empresas que van a terminar usando el agua de esas presas…».
Para Pilar Castilla, de la Asamblea del Pueblo de Alvear, «los grandes medios no difunden todo lo que pasa. Nosotros mismos no sabíamos mucho sobre la minería contaminante pero las redes de trabajo, la conexión con otros grupos, los medios alternativos y el compromiso ayudan a que haya una mayor toma de conciencia, a que no quede en marchas en la plaza del pueblo y a que seamos concientes que por más que haya algunas leyes provinciales que impiden la instalación de estos emprendimientos, no es suficiente». Actualmente, las asambleas mendocinas trabajan para impedir la concreción del proyecto de la mina de potasio Río Colorado en el sur de Malargüe, que afectará a otras tres provincias (La Pampa, Río Negro y sur de Buenos Aires).
Según el documento de la UAC, hoy hay catorce provincias «afectadas o acechadas por la minería a gran escala contaminante, con explotaciones a cielo abierto y un sistema que demanda por día millones de litros de agua que se toman de los cursos hídricos de las poblaciones linderas». Un desarrollo que de 2003 y 2007, según la Secretaría de Minería de la Nación, tuvo un récord de inversión de 5.600 millones de dólares.
El peor ejemplo de lo que un mega emprendimiento minero realiza y deja a futuro es Catamarca: datos off the records de médicos y ONGs registran un aumento en los casos de leucemia en el oeste de la provincia; más denuncias por expulsión de campesinos de sus tierras; alto impacto en la flora y fauna de la explotación; denuncias por contaminación por el filtrado del mineraloducto de 300 kilómetros entre Catamarca y Tucumán; y el vertido de efluentes tóxicos del «dique de cola» (que afectan cursos de agua que llegan hasta las Termas de Río Hondo en Santiago del Estero), entre otras consecuencias.
Con la protesta en Congreso, que se sostiene hasta el sábado, «se trata de poner el cuerpo y a la vez, limpiarlo para que sirva como una metáfora de la limpieza del cuerpo social» –dice la mendocina Mandale-. Marcos Pastrana (de la comunidad calchaquí de Tafí del Valle) dice que «primero se contamina el alma, después viene todo lo demás».
La presencia en Plaza Congreso es una forma de sentar presencia en el ombligo aparente para evitar que la nueva forma de conquista de un Eldorado entregado, se propague.
Autor foto: ARTEMISA