Expertos de la Universidad realizaron un estudio basado en las consecuencias que ocasiona el ingenio La Trinidad en la salud de la población y en el medio ambiente. Concluyen que arroja siete veces más de lo tolerado en cuanto a la cantidad de partículas en el aire. La mayor parte de personas analizadas tenían tos y cerca de la mitad padecía flemas. También se detectó un alto número de casos de otras falencias respiratorias más graves.
El revelador informe tuvo resultados sorpresivos, ya que indicaron que el 56 por ciento de los analizados referían tos; el 47 por ciento flemas; el 28 por ciento sibilancias (problemas respiratorios que se manifiestan a través de sonidos agudos silbantes al sacar el aire junto a una recurrente tos) y el 25 por ciento falta de aire.
Científicos, docentes y estudiantes de la Facultad de Medicina de la UNT desarrollaron un informe sobre la polución ambiental en las adyacencias del ingenio La Trinidad, ubicado en el departamento de Chicligasta, a pocos kilómetros de la ciudad de Concepción.
Impulsado por la Secretaría de Extensión de la Facultad de Medicina, el trabajo se diseñó para evaluar la repercusión de la polución agroindustrial en la salud pulmonar, realizando una encuesta en una muestra aleatorizada de la población de Villa La Trinidad.
Según se sostiene en el portal digital de la UNT, donde se publicó este trabajo, se seleccionó este pueblo debido a las altas cifras de contaminación que allí se comprobaron tras una serie de mediciones realizadas por la Universidad Nacional de Córdoba el año pasado.
«En el 2007. Jorge García Mena, defensor del Pueblo de Tucumán, pidió a la Universidad de Córdoba que realice la prueba. Los datos indicaron que el pueblo de Trinidad poseía un nivel de 700 de PST», indicó la doctora Nora Vázquez de Argiró, subsecretaria de la Secretaría de Extensión y una de las directoras del proyecto, según se publicó en el sitio digital de la universidad tucumana.
Según las investigaciones, el valor normal de PST (Partículas Suspendidas Totales) en una región es de 100, ya que luego se considera que el aire es potencialmente dañino para la salud.
Además, previo consentimiento informado a los pobladores, se realizaron otras pruebas respiratorias como espirometrías, que miden la magnitud absoluta de las capacidades pulmonares, y en este caso se las aplicó a los pacientes no fumadores. Esto tuvo resultados sorpresivos, ya que indicaron que el 56 por ciento de los analizados referían tos; el 47 por ciento flemas; el 28 por ciento sibilancias (problemas respiratorios que se manifiestan a través de sonidos agudos silbantes al sacar el aire junto a una recurrente tos) y el 25 por ciento falta de aire.
«Hay un dato que nos llamó mucho la atención, y es que el 12 por ciento tenía obstrucción pulmonar, algo que por lo general suelen tener los asmáticos, pero este grupo nunca suele ser mayor al 3 o 6 por ciento de una población», sostuvo Vázquez de Argiró en la página de la Casa de Altos Estudios. «Cuando llegás al pueblo las calles, paredes, la tierra, todo es de un color oscuro», agregó.
En cuanto al fallo de la jueza Emely Ana Amenábar (IV Nominación de la Cámara Civil y Comercial Común), del 11 de septiembre pasado, en el que se obligó a una docena de ingenios a colocar filtros en todas sus chimeneas antes de la zafra del año que viene, Vázquez de Argiró aclaró que no se busca ir en contra del trabajo de las empresas azucareras. «La caña de azúcar hace a Tucumán, pero el precio no puede ser los pulmones de los tucumanos. Eso es tan importante como la salud de los habitantes».
La medida judicial obedeció a un recurso de amparo presentado en mayo de 2006 por la Federación de Organizaciones Ambientalistas de Tucumán en el que se denunciaba la violación de los ingenios a la ley Nº 7.460. Esta norma obliga a las industrias a instalar dispositivos en todas sus chimeneas o calderas para aminorar la contaminación atmosférica. (ARGENPRESS) Autor: PRIMERA FUENTE
